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IU da por cerrada su crisis y acusa al edil dimitido de promover un 'motín'

Jon Ander Sánchez no siguió las directrices del partido, trató de promover un "amotinamiento" interno y no se enmendó tras las críticas. Éstas fueron las tres razones argumentadas por la dirección de IU para justificar la salida de Jon Ander Sánchez. Ayer, la federación escenificó su unidad en torno al sustituto, Carlos Vázquez.

el 16 sep 2009 / 08:33 h.

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Dos días después de la brusca dimisión de Jon Ander Sánchez, con duras acusaciones a Antonio Rodrigo Torrijos, la dirección de IU comenzó su ofensiva contra el delegado dimitido. Lo hizo con la tranquilidad de no haber escuchado ni una voz favorable a las tesis del que fuera responsable de Economía y Empleo y con un sustituto ya presentado al alcalde y ubicado en el puesto que quedó vacante.

El aparato del partido reprocha varias cosas a Sánchez. La primera, sus movimientos internos. El ex delegado niega haber intentado presentar una lista alternativa para 2011, pero ayer todos daban por sentado que éste era el fondo de la cuestión. De hecho, el secretario provincial del PCA, Juan de Dios Villanueva, le acusó de "buscar una rebelión en las bases con su dimisión y sus palabras". "Ha querido mover a las masas y no ha podido ni mover las mesas. Mientras yo tenga responsabilidades tiene las puertas cerradas", dijo.

La segunda, no haber seguido las líneas de trabajo marcadas por el partido y por el grupo. "Hicimos una valoración crítica en el balance de hace un año y se exigieron una serie de rectificaciones que no se acometieron. Decidimos actuar de forma inmediata, entre otras áreas, en Empleo. En esta delegación nos encontramos un amotinamiento. Había elementos no consultados y programas puestos en marcha sin el consentimiento del grupo. Por eso hicimos cambios y no los aceptó", apuntó Carlos Vázquez.

Su entrada en la Delegación de Economía aporta disciplina y coordinación. El partido marcará el ritmo de una de las áreas más delicadas en crisis. Y lo hará con un mensaje claro, trasladado por José Manuel García: "En una situación de crisis capitalista había que poner a alguien que defendiera los intereses de la clase trabajadora".

Aunque Vázquez subrayó que "no habrá un cambio de estrategia" y que no se buscará "un enfrentamiento gratuito con la patronal", los dirigentes de IU cuestionaron las buenas relaciones de Sánchez con la patronal que le despidió entre aplausos por su buena gestión. Ahora estas relaciones las dirigirán el propio Vázquez y David Pineda, nombrado ayer gerente de Sevilla Global -también cambian Gloria Barragán que pasa a Infraestructuras e Iván de la Blanca, a la dirección del grupo-.

Vázquez marcará su propia línea. Ayer sólo la esbozó: "La crisis es poliédrica. Tiene muchos vectores, buscaremos el consenso y que rememos todos en la misma dirección, pero siempre dejando claras nuestras posturas. No va a cambiar la estrategia, pero hay que poner muchas piezas en el tablero y sectores como los polígonos no pueden pretender convertirse en primun inter pares para el Ayuntamiento".

El "camarada" Vázquez

Carlos Vázquez es ante todo un hombre de partido. Refleja los valores del estricto aparato del PCA. A sus 39 años ha formado parte de todas las estructuras orgánicas comunistas. Desde las Juventudes a los consejos local, provincial, regional y estatal, en los que aún conserva cargos. Durante años se ha labrado una imagen dura, rígida, ortodoxa cara al exterior. La propia de una persona responsable de mantener la disciplina interna y de defender los principios del partido. Su vehemencia y su lenguaje contribuyen a esa apariencia radical, que él no rechaza, y que le enmarca, dentro de este recurso reduccionista de los estereotipos, en el ala dura del PCA, la que defiende una mayor independencia con respecto a los socialistas.

Pero eso es una parte de su papel orgánico. Ayer eran muchos los dirigentes de IU que subrayaban en público y en privado que Carlos Vázquez tiene otro rostro. El de un negociador. "Es un fabricador de consensos", resumía el coordinador local de IU, José Manuel García. Sus palabras responden a la otra imagen del máximo dirigente del PCA. Él ha estado detrás de las negociaciones de los pactos de Gobierno con el PSOE, es uno de los responsables -junto con Iván de la Blanca, el nuevo director del grupo- de negociar los presupuestos y uno de los defensores de lograr vías de entendimiento entre posiciones opuestas. Tanto internamente como en el ámbito institucional.

El núcleo del PCA y de IU en la capital tiene claros los motivos de su elección. Por un lado, encarna como nadie la estrategia de que el partido dirija la gestión del Gobierno local al compatibilizar la dirección comunista con la Delegación de Empleo. Por otro es Licenciado en Derecho, ha negociado ya varios presupuestos y, sobre todo, conoce perfectamente la línea de trabajo, puesto que él mismo la diseñó.

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