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IU. La difícil convivencia con el sentido común

Corre un grave riesgo IU de desperdiciar el poco o mucho capital político que pudiera alcanzar en caso de cerrar un acuerdo con el PSOE para luchar contra la crisis en Andalucía...

el 16 sep 2009 / 02:51 h.

Corre un grave riesgo IU de desperdiciar el poco o mucho capital político que pudiera alcanzar en caso de cerrar un acuerdo con el PSOE para luchar contra la crisis en Andalucía. El hecho de que el gobierno de José Antonio Griñán asuma algunas de las propuestas planteadas por la Federación supondría, en sí mismo, todo un logro para los izquierdistas, máxime si se considera, por un lado, que los socialistas cuentan con mayoría absoluta en el Parlamento por lo que, teóricamente, no necesitarían de apoyos para sacar adelante sus iniciativas y, por otro, porque, de prosperar determinadas iniciativas suyas, se proyectaría hacia exterior una extraordinaria imagen de una formación útil. Un aspecto éste nada desdeñable en una fuerza política que se debate permanentemente en el afán de presentarse ante la sociedad como una alternativa real desde el ámbito de la izquierda. Tras el desmarque del PP, el camino está más despejado para que se establezca ese esperado consenso en torno a unas medidas económicas de choque. Es la formulación más lógica puesto que parecía prácticamente imposible que los tres grupos llegaran a una posición común dada las visiones incompatibles existentes, sobre todo, entre PP e IU en materia económica.

El estrecho margen de maniobra de Diego Valderas

A pesar de todo, en una legislatura en la que el coordinador, Diego Valderas está llamado a abrir una nueva etapa, resulta que siguen sin aportar señales que indiquen cambio alguno. Es más, podría pensarse que estamos como siempre, esto es, ante una organización cada vez más endogámica, incapaz de efectuar una verdadera apertura a distintos estamentos haciendo, además, imposible la convivencia en una misma esfera para aquellos que para nada se sienten identificados con la radicalidad más absurda, ridícula e, incluso, antidemocrática que se está abriendo paso en IU. Ahí está el caso de de Juan Manuel Sánchez Gordillo haciendo oídos sordos en un principio a las tibias indicaciones de la dirección para que retirara el aval que prestaron desde la CUT-BAI a la candidatura de Iniciativa Internacionalista, que se considera ya hasta por el Tribunal Supremo como un ardid más de ETA para llegar a las instituciones. Tan consentida actitud hacia el alcalde de Marinaleda sólo se explica por una cosa: sus votos son necesarios para determinados equilibrios tanto en IU como en el PCA.

El partido se va desangrando poco a poco

Mientras esto sucede, IU se va desangrando. Si bien podría pensarse que la marcha de Rosa Aguilar no iba suponer mayor descalabro, dado que ya estaba más fuera que dentro desde hace mucho tiempo, lo cierto es que el panorama es inquietante. El clima se hace cada vez más irrespirable con tanta parafernalia republicanista, procastrista y abertzale. Tanta fanfarria para tan escaso discurso. Tan poco que personas cargadas de sentido común y de una larga carrera política como es el caso de Kechu Aramburu no han tenido más remedio que irse harta de insinuaciones, aquí sí, sobre su posible deslealtad sólo por ser amiga de la ex alcaldesa de Córdoba. Al igual que ya lo advirtiera en estas mismas páginas, Concha Caballero, Aramburu denuncia que no es posible la convivencia en el seno de IU. Con estos mimbres todavía hay alguien por ahí que nos quiere convencer de un nuevo proceso ilusionante de refundación de la coalición. Más bien parece que de defunción de IU.

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