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Toros

Iván Fandiño: bucles melancólicos

El diestro vasco ha sumado un nuevo (y fallido) asalto a la cumbre del toreo. El matador ya anuncia un nuevo gesto para 2015 encerrándose en solitario en Madrid.

el 12 ene 2015 / 11:00 h.

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El diestro vasco Iván Fandiño. / EFE El diestro vasco Iván Fandiño. / EFE El caso de Iván Fandiño, séptimo torero en pasar el fielato de estas líneas de repaso, merece un análisis detenido. Su vocación conquistadora y las reiteradas declaraciones de guerra a los generales del toreo se han visto una y otra vez revocadas en medio de algunas batallas ganadas, otras partidas que quedaron en tablas y la sensación, siempre, de quedarse a dos dedos de esa primera fila a la que el diestro cree pertenecer en su fuero interno. Esas pretensiones frustradas podrían haberle enredado en un extraño bucle melancólico que le hace tropezar una y otra vez en las mismas piedras sin asumir que su sitio –y su dinero– podría encontrarse en otras trincheras distintas. Fandiño siempre había contado con el apoyo incondicional de esa ruidosa –y escasa– facción demagógica de la afición que añora toros, plazas y toreros que nunca vieron. Pero ese aliento numantino también se fue resquebrajando a la vez que el diestro vasco –en decisión lógica y natural– iba abandonando el circuito de las corridas duras para apuntarse a esas ganaderías que unos llaman comerciales y otros consideran como «de garantías». Lo dejaremos en las que embisten... el caso es que esos mismos hierros denostados por la kale borroka torista son los que peores y mayores quebraderos de cabeza han traído al honesto matador de Orduña por una sencilla y simple razón: también son los más bravos. El valor no se le discute pero con algunos toros hay que ir más allá. No sólo se trata de exponer en el filo de la navaja; hay que estar bien. En esa tesitura no es de extrañar que Fandiño haya decidido volver a sus orígenes anunciando su enésima encerrona en solitario en el inicio de la temporada 2015. El gesto se anuncia en Madrid en una fecha plagada de riesgos –el Domingo de Ramos– en la que tendrá que luchar contra el áspero combo ganadero escogido para la ocasión –hablan de miuras, victorinos y hasta pablorromeros– pero también con la amenaza de ese cemento que le ha aguado la fiesta en otras ocasiones. Parece el tambor de un revólver para jugar a la ruleta rusa. La pregunta es: ¿sacará rendimiento de este empeño? Ojalá. Pero hay que retomar  la hemeroteca para conocer mejor el desarrollo de la campaña que quedó atrás. Fandiño actuó en un total de 51 tardes pero nos interesan las plazas grandes. Comenzó puntuando en Valencia con una corrida de Jandilla. Después de Fallas esperaban Sevilla –con dos tardes contratadas– y Madrid, que le había anunciado en tres compromisos. El torero, que no había pisado el ruedo maestrante en la temporada 2013, no tuvo suerte en su primera tarde. Aún le aguardaba la corrida de Victorino, aunque le tocaría bailar con la más fea en la misma tarde que Ferrera firmó la faena de su vida y de toda la Feria triste. En esa tesitura, Madrid volvía a erigirse en el púlpito de las altas aspiraciones de Fandiño que, una vez más, seguían sin concretarse. Se encontró el viento de cara el primer día, que saldó con una salida a hombros basada en dos orejas de distinto peso que remachó tirándose a matar sin muleta a su segundo. No llegó a entenderse por completo con un jandilla de excelencias en su segunda tarde y aún cortó una tercera oreja de circunstancias a un buen alcurrucén en la corrida de Beneficencia. En el nudo de la temporada se anotó varias tardes felices, entre las que hay que destacar las tres orejas de Pamplona o el inapelable triunfo de Mont de Marsan, una vez más en las barbas del mariscal Juli. Pero el 1o de agosto llegó un punto de inflexión en Bayona: hubo triunfo grande con un toro de Montalvo pero el segundo de su lote le propinó una fortísima voltereta que sacudió las entrañas del torero. No logró despegar en Bilbao y aunque mantuvo una encomiable regularidad en las tardes posteriores, la Feria de Otoño de Madrid volvía a erigirse en la reválida definitiva. En medio del naufragio ganadero de los toros de Cuvillo, Fandiño sorteó dos remiendos de Juan Pedro Domecq y Fermín Bohórquez con los que no logró dar el paso definitivo. Volverá a la guerra en Las Ventas. La apuesta es a todo o nada.

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