Siempre que empiezan a conformarse las listas para las elecciones, en IU son muchos los que miran a la ya ex alcaldesa de Córdoba. La alternativa a la que se dirigían como referente electoral se va en una operación que deja tocada a la organización, acorralada por el bipartidismo y sus conflictos históricos.
Cayo Lara, Diego Valderas, Gaspar Llamazares, Julio Anguita, Felipe Alcaraz, Juan Manuel Sánchez Gordillo, Inés Sabanés; todos. No hubo ningún cargo o ex cargo orgánico de IU -salvo Luis Carlos Rejón- que dijera entender la marcha de Rosa Aguilar al Gobierno andaluz. No es de extrañar. La carambola que empezó en Semana Santa con la crisis de Gobierno de Zapatero ha terminando por desestabilizar a IU, porque la deja sin la alcaldesa de la única capital que gobierna y en la que mantiene un apoyo estable desde la Transición y porque le sirve al PSOE como un marchamo de izquierdas, a sólo dos meses de las elecciones europeas.
El desapego de Rosa Aguilar con IU viene de largo. Con la dirección andaluza ha sido público y notorio: no participó en la campaña de Diego Valderas de hace un año. En las elecciones de 2004 coincidió con él en un mitin central en Córdoba, pero ni mencionó su nombre. Otra cosa es su vinculación con los órganos federales. La ex alcaldesa entró en la dirección de IU -en la que se integraron las corrientes enfrentadas a cuenta del pulso del PCE a la federación- y desde entonces era responsable de Política Institucional. Eso fue en noviembre pasado, en una asamblea federal de IU en la que Aguilar tuvo un papel protagonista al lado de Gaspar Llamazares. Fue de segunda en la candidatura llamazarista que encabezó Ines Sabanés.
Aguilar deja Córdoba sólo dos años después de las elecciones municipales en las que empezó a sufrir el desgaste electoral. El PP fue el partido más votado y esos resultados agravaron las dificilísimas relaciones que también tenía con el núcleo duro del PCA en Córdoba. En los últimos tiempos, ni siquiera se han cuidado de evitar en público el ataque frontal.
Pero ese deterioro en Córdoba - ¿por su gestión o por la debilidad organizativa de IU?- no niega que Rosa Aguilar es el principal activo electoral de la organización. Así lo han dicho las encuestas cuando se ha barajado la opción de que fuese cartel electoral en Andalucía, por su nivel de conocimiento -fue diputada en el Congreso y participa en una conocida tertulia radiofónica desde hace años- y porque acumula la mayor experiencia de gestión en la organización. Eso sí, se ha hablado mucho de su salto a los carteles de IU, pero nunca ha reunido el consenso suficiente ni ella ha llegado a postularse. Sea por una razón u otra, IU no ha llegado a rentabilizar esas cualidades de Aguilar fuera de Córdoba.
En IU son muchos los que creen que detrás del fichaje de Aguilar hay una operación de mucho más recorrido, que pretende como poco arrastrar votos de la izquierda al PSOE tras el "tsunami bipartidista" al que Gaspar Llamazares atribuyó la debacle en las generales de hace un año. En esos comicios, IU consiguió unos 900.000 sufragios en toda España que sólo se tradujeron en dos escaños. No logró el histórico escaño de Córdoba y los 33.000 votos que sumó en esa provincia no le sirvieron para nada. Tal y como está escrita la Ley D'Hont, todos los que arañe el PSOE valdrán más en su urna.