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Izquierda Unida. La teoría de las dos orillas o el idilio imposible

Izquierda Unida acusa su discurso antiPSOE y amaga con una campaña ambigua

el 03 dic 2011 / 18:42 h.

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Diego Valderas y Sánchez Gordillo, en el Parlamento.

La teoría de las dos orillas fue una invención de Julio Anguita que insistía en arrinconar a PSOE y PP en un mismo lado frente a una Izquierda Unida que se erigía como la única fuerza política de izquierdas de España. Él mismo fue igualmente el urdidor del sorpasso, con la idea de que IU tenía que aspirar a ser la fuerza hegemónica de izquierdas y arrinconar a los socialistas. Fueron teorías con poco rédito, que terminaron consolidando en España un sistema bipartidista con dos grandes protagonistas (PSOE y PP) y conduciendo a IU a la irrelevancia parlamentaria.


Ese modelo es el que parece que en cierto modo se ha agrietado en las últimas elecciones del 20-N. El voto de izquierda -sobre todo por el descontento y la frustración de muchos votantes socialistas- se ha fragmentado en una estela de pequeños partidos e IU ha podido también pescar en ese río. En Andalucía ha ocurrido. La federación de izquierdas ha logrado recuperar dos escaños en el Congreso y su proyección ante las autonómicas ha crecido. Es difícil saber si se traduciría en un aumento de los seis diputados que ahora mismo tiene en el Parlamento andaluz, pero al menos sí parece que tienen espacio para crecer.

En ese escenario IU comienza sus vaivenes y a acusar su perfil más antiPSOE, para desconcierto, sobre todo, de los socialistas. Llevaba la formación de Diego Valderas toda la legislatura con un discurso firme contra el PP, expresando con mucha claridad -más de la acostumbrada- su disposición a frenar cualquier Gobierno de derechas y admitiendo por vez primera que la pinza del 94 al 96 con el PP fue un error. Un discurso avalado por el coordinador general, Cayo Lara, que ahora parece que se tambalea y que ha tenido en la negociación de la Federación Andaluza de Municipios y Provincias (FAMP) su mayor evidencia, obligando al PSOE a encender alarmas.

Quienes conocen bien a Izquierda Unida, un partido político con mucho movimiento interno al que hay que seguir durante años para acercarse a comprenderlo, aseguran que cuando llega el momento de configuración de las listas electorales, en este caso para las autonómicas de marzo, siempre se agudiza el discurso antiPSOE. Es lo que internamente más vende y mejor posiciona a la hora de buscar alianzas y apoyos internos para ir bien situado en esas candidaturas. Y tener un puesto de salida en IU no es fácil. Si no que se lo cuenten a Diego Valderas, que en 2008 fue protagonista de una incomprensible pugna política que dejó al candidato a la Presidencia de la Junta sin una circunscripción clara. En esta ocasión tampoco se ha definido aún por dónde irá. Entonces el alcalde de Marinaleda, el controvertido Sánchez Gordillo, se hizo con el número uno por Sevilla gracias a un pacto con el PCA, arrinconando y echando de la política a quien ha sido uno de los valores más cotizados de esta organización, Concha Caballero. Ahora la norma que impide a los alcaldes ser diputados ha hecho que el de Marinaleda -según él mismo ha confesado a sus más próximos- piense en dar un paso atrás y convertirse en teniente de alcalde para optar de nuevo al escaño autonómico. El líder del PCA, Juan de Dios Villanueva, también ha expresado su deseo de encabezar esta candidatura.


En paralelo además se está viviendo todo el proceso de descomposición de IU en Extremadura, donde la decisión de allanar el camino a un Gobierno del PP después de casi 30 años sin alternancia política (una situación muy similar a la andaluza, por otra parte) está conduciendo al partido a una descomposición interna con visos de acabar muy mal.

Los dirigentes del PSOE -que llevan grabada a fuego la pinza- han estado estas dos últimas semanas especialmente duros contra IU. Cargó José Antonio Griñán contra Valderas en el último pleno. Varios dirigentes socialistas alzaron la mano el pasado domingo, durante la reunión de la foto de la unidad del PSOE-A, para avisar de que ojo con fiarse de IU.


La FAMP de estos días puede demostrarse en breve como una laboratorio político de los pactos que pueden darse en Andalucía tras las autonómicas de marzo. El PP amarró una precaria mayoría en la asamblea de alcaldes gracias al apoyo de seis regidores de IU (que gobiernan en sus municipios gracias a pactos con los populares) que le delegaron su voto. Al final dieron marcha atrás y el PP se vio obligado a negociar un acuerdo con el PSOE. Un pacto aún no suscrito porque los populares quieren evitar a toda costa una foto en solitario con los socialistas e IU no acaba de aclararse. Sus alcaldes dicen una cosa y su cúpula otra.

Cosas de IU, donde Valderas tiene siempre difícil hacer valer esos principios de autoridad o disciplina que tan bien funcionan en los mayoritarios y aparece como un líder cautivo de asuntos internos. Todo apunta a que durante la campaña electoral IU ha decidido volver al discurso ambiguo, repartiendo la misma leña contra el PSOE que contra el PP. En fin, lo dicho, si este puede ser el escenario de después de las autonómicas van a ser días muy movidos políticamente para decidir el futuro Gobierno de Andalucía.

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