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Jabones para reciclar cariño

Los aceites caseros de Los Palacios y Villafranca, de girasol o de oliva, son de ida y vuelta. De las cocinas van al taller ocupacional de discapacitados, y de aquí vuelven a los hogares.

el 15 sep 2009 / 08:43 h.

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Los aceites caseros de Los Palacios y Villafranca, de girasol o de oliva, son de ida y vuelta. De las cocinas van al taller ocupacional de discapacitados, y de aquí vuelven a los hogares en forma de un jabón especialmente indicado para la higiene de los ancianos.

Manolito, Eli, Jorge, Miguel y 30 compañeros más padecen un retraso mental más o menos agudo, pero ello no les impide agudizar sus voluntades para reciclar cariño en forma de aceite o aceite en forma de jabón. Es lo que hacen en uno de los talleres del centro ocupacional de discapacitados, que ofrece otros quehaceres como la jardinería o manualidades diversas.

Trabajan, como en los hogares de antaño, con tres materias primas: sosa cáustica, agua y aceite. Éste último llega a los depósitos del complejo desde los restaurantes del pueblo o desde viviendas cuyos titulares están concienciados no sólo con el medioambiente, sino con la integración de estos discapacitados, de edades comprendidas entre los 16 y los 65 años.

Según sus capacidades, cada miembro tiene encomendada una función. Unos almacenan el aceite, otros lo filtran y otros lo disuelven en la olla. También los hay encargados de meter la pasta en moldes, de embolsar el jabón de escamas o de etiquetar los paquetes con un logotipo diseñado por ellos. El caso es que nadie anda ocioso y todos aprenden a trabajar en equipo. Desde que comenzó a funcionar, hace cinco años, estos productores de jabón casero han participado en exposiciones como las que organiza su monitora, Belén Moriana, en las fiestas navideñas del pueblo, en la Feria Agroganadera o incluso en el mercadillo de los miércoles. Y tanta ha sido su aceptación entre los palaciegos, que no sólo han conseguido vender sus jabones para ayudarse en la financiación de comidas, barbacoas o viajes (se trata de simples donativos), sino que continúa la demanda. No en vano, estos jabones sin más aditamentos que el añil para ganar color o la sal para ser más suaves, sirven tanto para la lavadora como para fregar suelos o incluso para la higiene de cada uno.

Precisamente las trabajadoras municipales de ayuda a domicilio, encargadas de la higiene de los ancianos en el pueblo, usan estos jabones, menos dañinos para las delicadas pieles de los mayores.

Clientes. Recientemente, los niños saharauis que pasan sus vacaciones en el municipio visitaron el centro y se llevaron bolsas enteras para cuando vuelvan a los campamentos de refugiados en el desierto.

El hidratante producto incluso se ha diversificado en los últimos meses, pues también fabrican jabones cosméticos con aceite de oliva, a los que añaden hierbas aromáticas o leche de cabra para conseguir remedios contra el acné, el envejecimiento o las quemaduras. O incluso con glicerina, cuyas posibilidades de transparencia les permiten enorgullecerse de sus originales diseños.

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