El líder supremo de la revolución iraní, el ayatolá Ali Jamenei, volvió ayer a respaldar la polémica victoria electoral del actual presidente, el ultraconservador Mahmud Ahmadineyad, e instó a los partidos de la oposición a terminar con las revueltas.
En un discurso coreado por los dos pilares principales de la política exterior de Irán -"muerte a Estados Unidos, muerte a Israel"- la máxima autoridad iraní alertó a la oposición de que debe poner fin de manera inmediata a sus movilizaciones.
"El desafío en las calles no es aceptable. Es una desafío a la democracia una vez concluidas las elecciones", subrayó Jameneí ante decenas de miles de personas que ayer llegaron a las inmediaciones de la Universidad de Teherán. Secundado por el presidente Mahmud Ahmadineyad, y por los otros tres candidatos presidenciales derrotados, el líder supremo les advirtió que serán "los responsables del caos" si siguen adelante con sus protestas.
"Es un error creer que con movimientos callejeros se puede conseguir que los responsables del sistema iraní actúen a favor de sus intereses. Si los actos continúan volveré a hablar de forma más clara", amenazó. El aviso llegó un día después de que la oposición haya convocado para hoy sábado otra multitudinaria jornada de protesta, a la que ha invitado a iraníes provenientes de todo el país.
Irán es escenario desde hace una semana de manifestaciones multitudinarias y disturbios entre las Fuerzas de Seguridad -apoyadas por milicianos islámicos Basij- y la oposición, que ha denunciado un fraude masivo en las elecciones presidenciales celebradas el pasado viernes.
Según fuentes oficiales, en los enfrentamientos han muerto al menos ocho personas, aunque otras informaciones apuntan a que la cifra es mayor. A este respecto, Jameneí acusó este viernes a EEUU y a Israel de ser los causantes de esos disturbios, y culpó de manera directa a los medios de comunicación anglo-estadounidenses de instigarlos. "Los enemigos tienen como objetivo la confianza del pueblo iraní en su sistema. Tratan de romperlo" con alegaciones falsas como el supuesto tongo electoral, recalcó.
La máxima autoridad del sistema teocrático iraní dejó claro, asimismo, que no existe "fraude electoral" porque "la diferencia fue superior a 11 millones de votos", aunque admitió que se podría haber incurrido en una serie de irregularidades. "Los candidatos son responsables ante Dios. Las protestas por los resultados electorales sólo deben hacerse a través de las vías legales", señaló. Los tres candidatos han elevado 646 quejas formales sobre el desarrollo de las elecciones al Consejo de Guardianes, órgano que debe validar los resultados. El Consejo, integrado por seis clérigos y seis juristas, ha anunciado que hará un recuento parcial de los votos, aunque aún se desconoce a qué porcentaje de urnas afectará y cuanto tardará en conocerse el veredicto.
En las calles aledañas a la Universidad de Teherán cientos de miles de personas escucharon a Jameneí sentados sobre alfombras y periódicos. Decenas de autobuses y coches condujeron a una riada de personas que, desde todos los puntos del país, se dirigieron hacia la emblemática avenida Equelab, que quedó abarrotada. La mayoría de los asistentes portaban fotos del fundador de la República Islámica, ayatolá Rujolá Jomeini, y del propio líder, que de forma excepcional se subió ayer al púlpito para el sermón del viernes. A la llegada, una multitud gritó "mataremos a aquellos que ataquen a Jamenei" y por "el líder daremos nuestra sangre" delante de la prensa internacional.