La Compañía de Energía Eléctrica de Tokio (TEPCO) anunció ayer que pretende arrojar al mar 11.500 toneladas de agua contaminada con materiales radiactivos con el fin de acelerar los trabajos de reparación en la central nuclear Fukushima-1, en la costa oriental de Japón, para controlar la situación causada en la misma por el terremoto y el posterior tsunami del pasado 11 de marzo.
Se estima que la concentración de sustancias contaminantes en esta agua supera en unas cien veces al límite legal, lo cual es, según TEPCO, un nivel relativamente bajo.
Este agua ha impedido, debido a su radiactividad, que los trabajadores de la central averiada tras el terremoto del pasado mes solucionen ciertos problemas de estas instalaciones.
La mayor parte de la cantidad total, 10.000 toneladas, es agua almacenada en unas instalaciones, mientras que otras 1.500 toneladas corresponden a agua subterránea que se encuentra cerca de los reactores número 5 y 6.
Mientras, la compañía TEPCO ha echado agua coloreada en una zanja subterránea para tratar de averiguar el origen del agua contaminada que se ha estado filtrando desde la central nuclear de Fukushima-1 y está llegando al océano Pacífico. El agua radiactiva está inundando el sótano del edificio que aloja la turbina del reactor número 2 y la zanja subterránea conectada a él.
A pesar de estos esfuerzos, el director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica, Yukuya Amano, aseguró ayer que la empresa propietaria de la planta no tomó las medidas "suficientes para evitar este accidente", según publicó ayer la web de El País.
Por su parte, el secretario del Gabinete del Gobierno japonés, Yukio Edano, destacó que "hay que impedir cuanto antes que el agua radiactiva de la central se extienda en el mar". Edano advirtió de que cuanto más tiempo continúe la contaminación de la central, mayor será el impacto sobre el mar, incluso aunque los materiales radiactivos se diluyan.
Además, la empresa eléctrica se está planteando colocar "barreras de lodo" en los lugares por donde se cree que el agua radiactiva está penetrando en el mar, según aclaró ayer un portavoz de la Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial, Hidehiko Nishiyama, quien dijo que podrían tardar "varios días" en instalar las barreras.
no llegará a españa.
A pesar de las alarmas, el subdirector de Investigación del Instituto Español de Oceanografía (IEO), Demetrio de Armas, reconoció ayer que no se bañaría en el mar cerca de la central nuclear de Fukushima y añadió que en España se puede estar "tranquilo" porque no cree que esta radiactividad llegue a afectar a ningún producto que proceda del mar.
En declaraciones a Europa Press, De Armas criticó que no haya demasiada información, dijo que todo está "muy oscuro" y que se desconoce la veracidad de los datos y, sobre todo cuántas toneladas y con qué contenido y concentración de elementos radiactivos. En ese sentido, denunció que "nunca" se debe utilizar el mar como un vertedero y recordó que "ya han sonado muchas alarmas" de los efectos de utilizar el mar como un contenedor de desechos de la actividad humana.
Por otra parte, la Comisión Europea anunció ayer una ayuda adicional de 10 millones de euros para asistir a los damnificados por el terremoto y el tsunami, que servirá sobre todo para proporcionar alimentos, mantas, colchones y otras necesidades inmediatas a más de 30.000 personas realojadas en campamentos temporales tras los desastres. Bruselas estima que el nuevo montante económico beneficiará a unas 8.000 familias en las provincias de Iwate, Miyagi y Fukushima.
Con esta decisión, la ayuda de la Unión Europea a Japón asciende a 15 millones de euros. A ello hay que sumar que un total de 18 miembros del mecanismo europeo de Protección Civil han ofrecido ayuda económica o material en respuesta a la petición de las autoridades europeas, que solicitaron apoyo humanitario y de protección civil a la UE.
