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Javier, preparado parra salvar a su hermano

Al regresar a Algeciras, después de nacer Javier, todo el pueblo sabía ya que el segundo hijo de Andrés y Soledad había nacido de una selección genética para salvar a su hermano. Antes, los obispos habían criticado duramente el nacimiento del crío. "Aquello fue ruido y política porque, todos aquí, incluso el cura, nos felicitaron", dice ahora su padre. Foto: El Correo.

el 15 sep 2009 / 20:42 h.

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Al regresar a Algeciras, después de nacer Javier, todo el pueblo sabía ya que el segundo hijo de Andrés y Soledad había nacido de una selección genética para salvar a su hermano. Antes, los obispos habían criticado duramente el nacimiento del crío. "Aquello fue ruido y política porque, todos aquí, incluso el cura, nos felicitaron", dice ahora su padre.

"He pedido tantas cosas a los Reyes Magos que ya ni me acuerdo", dice, jovial, la voz del pequeño Andrés al otro lado del teléfono. Entre esas cosas -aunque quede de más el decirlo- no está la operación de transplante de médula que tanto necesita. Ese "regalo anticipado", como lo llaman sus padres, ya lo trajo su hermano pequeño al nacer, hace casi tres meses. Los médicos del hospital Virgen del Rocío se quedaron con su cordón umbilical para sacar de él las células madre con las que intentarán curar a su hermano.

Andrés, que tiene ahora seis años, nació con una enfermedad hereditaria grave que le obliga a padecer continuas transfusiones de sangre. Cuando vino al mundo Javier le dijeron que las transfusiones se acabarían y que, antes de que cumpliera los 12, estaría completamente curado. Así que el chico ha tenido carta blanca para pedirle a los Reyes "tantas cosas" que ya ni se acuerda. Está por ver quién de los dos se ha portado mejor.

Entretanto, Andrés Mariscal, el camionero que trabaja en el vertedero de Algeciras y que fuera de Algeciras es conocido como el padre del primer niño nacido a partir de una selección de embriones sanos para curar a su hermano, está tratando estos días de no obsesionarse con el teléfono. "La verdad es que en Navidad no para de sonar", dice. La familia espera que los médicos llamen para decirles qué día operarán a Andrés.

El jefe de la Unidad de Genética del hospital, Guillermo Antiñolo, les aseguró que no había prisa por hacer el transplante de médula. "En dos meses", dijo Antiñolo. A mediados de diciembre les llamaron para hacerle a Andrés las pruebas previas a la operación, que no será hasta pasadas las fiestas. "Estamos un poco hartos de todo el proceso. Queremos que pase y no volver al hospital más", explica el padre.

Todo el pueblo. Mientras Andrés Mariscal y Soledad Puertas tenían a su segundo hijo, los medios de todo el país empezaron a hablar de la selección genética y de la técnica del Diagnóstico Preimplantatorio, que había usado por primera vez el Virgen del Rocío para garantizar el nacimiento de un niño libre de enfermedades hereditarias.

Carmen fue la primera en nacer con este sistema que, antes de 2006, era ilegal. En sus genes estaba escrita una grave dolencia degenerativa. En algunas células estaba escrita y en otras no, y los médicos eligieron las células sanas para que Carmen rompiera con esa herencia que podía condenarla a morir antes de los 35 años. Lo mismo ocurriría con Javier, dos años después. Para su hermano, sin embargo, fue demasiado tarde. Nació ya afectado de betatalasemia, una dolencia hereditaria incurable.

El equipo de Antiñolo les dijo a sus padres que podía dar marcha atrás a las agujas del reloj y usar las células limpias de Javier para salvar la vida de su hermano. "Muchos vecinos y amigos no se enteraron de que Andrés estaba enfermo hasta que salió toda la historia en los periódicos", recuerda su padre, "cuando volvimos a casa nos felicitaron todos. Me decían: "Si hubiera estado en tu piel, habría hecho lo mismo. Lo que fuera para salvar a mi hijo".

Las críticas del Vaticano y de los obispos andaluces contra el sistema sanitario andaluz por ofrecer gratuitamente el Diagnóstico Preimplantatorio vinieron después. Los prelados creían que la selección de embriones era una barbaridad contra natura. "La dignidad del humano exige que los niños no sean producidos, sino creados", escribieron.

Al pequeño Javier aún no lo han bautizado, pero lo harán en cuanto Andrés sea operado en Sevilla y reciba el transplante de médula de su hermano. "El cura de mi pueblo ha visto al niño y nos ha dado la mano y la enhorabuena. No sé si para dentro piensa otra cosa, pero con nosotros ha sido muy amable", dice Andrés, "todos nos dicen que no oigamos a la Iglesia decir esas cosas, porque sólo es política".

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