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Jesulín y Manu Sánchez supieron mezclar los toros y el humor

Torero y humorista compartieron las tablas del antiguo Álvarez Quintero. El matador de Ubrique acaparó gran parte de un acto que volvió a llenar la sala.

el 07 may 2013 / 08:00 h.

El torero y el comunicador adobaron con humor su mano a mano. / Manu R. R. El torero y el comunicador adobaron con humor su mano a mano. / Manu R. R. La cosa iba de humor y Jesulín comenzó riéndose. Ya no paró. Cogió carrerilla y acaparó de cabo a rabo un acto que volvió a llenar el patio de butacas del viejo teatro reconvertido en sala Joaquín Turina del centro cultural Cajasol. “En mis inicios llegaba a la plaza bromeando y me mostraba muy dicharachero en los patios de cuadrillas” soltó el de Ubrique reconociendo que aquella alegre comunicatividad de sus inicios le trajo “algún quebradero de cabeza” con diestros veteranos. Seguramente era alguna manera de espantar el miedo escénico que en el caso del humorista Manu Sánchez es inverso al del torero: “A mí me pasa al revés;_yo guardo la guasa para estar delante de las cámaras pero antes de que comience el programa no hay quien me aguante. En esos momentos me dan ganas de dejarlo todo y acabar Teleco”, explicó el humorista, que aguantó con temple el chaparrón de locuacidad del torero, que no renunció a convertir el humor en reflexión al recordar aquella revolución mediática que acompañó su irrupción en los ruedos en la primera mitad de la década de los 90 del pasado siglo XX. “No soportaba que la crítica se metiera con el tipo de público que venía a verme”, señaló el matador ironizando al preguntarse si “las diez mil personas que llenan una plaza de toros son todos aficionados”. Jesulín recordó que la fiesta “vive del público y ahora andamos todos llorando”. Por fin llegó el turno de Manu Sánchez, que lanzó un guante al matador para invitarlo a su programa. Atento al quite, el diestro retomó el hilo del relato y hasta se enredó con José Enrique Moreno, el moderador de la charla, sobre el papel de la prensa taurina sin perder el sentido del humor. El tema era esos ordenadores que llevan los críticos en las plazas “que les impiden enterarse de lo que está pasando en el ruedo”. Moreno le dejó puesto el capote y le dijo que le veía delgado para reaparecer. Ahí, Manu ya no pudo aguantarse: “A mí no me has dicho nada”, explotó el comunicador entre las risas del público, que estableció una especial complicidad con el diálogo desde el primer momento. Con la charla lanzada, Jesulín evocó aquellos años locos en los que dio varias vueltas a España como torero mediático, toreando en todas las plazas. “¿Qué culpa tengo yo de que me tiraran sujetadores?” se preguntó el matador. “Prefería claveles pero las cosas surgieron así”. En aquellos tiempos llegó a torear en Estepona por la tarde; a cantar en Benidorm por la noche y a anunciarse al día siguiente para actuar en Zaragoza. Fueron años locos que distorsionaron la verdadera valía torera del diestro de Ubrique, una valía que el propio Manu Sánchez alabó reconociendo que “fue el último fenónemo mediático aunque esa circunstancia se ha podido convertir en arma arrojadiza”. Estaba en serio y tenía razón.

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