Toros

Jesús Bayort estrena el marcador

El aspirante de la escuela de Camas cortó la única oreja del primer festejo del Ciclo de Promoción de Nuevos Valores.

el 28 jun 2013 / 12:03 h.

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Se lidiaron seis erales de Villamarta, enlotados en tres primeros muy escurridos y otros tres –cuarto, quinto y sexto- con mayor presencia. Dentro del desigual encierro brilló el cuarto, un ejemplar bravo y humillador. También se dejó el cuarto y al quinto, quedándose cortito, no le faltó nobleza. El segundo tuvo movilidad y al sexto se le notó el picantito. Carlos Martín, de obispo y oro (Escuela de Écija), palmas tras aviso y vuelta al ruedo por su cuenta. Eloy Ortega, de celeste y oro (de Sanlúcar de Barrameda), silencio y palmas. Jesús Bayort (de Camas), oreja y ovación. La plaza registró un tercio de entrada muy repartido en noche calurosa pero soportable. novillada-06El partido televisado –el gol de la victoria se cantó hasta en el callejón- pudo restar algún puñado de espectadores al festejo que estrenó este clásico del verano que no se puede entender sin la merendola nocturna y el ambientillo familiar de los tendidos. Pero es mejor dejar a un lado el imperio del balón y no pensar demasiado en las telarañas de los bolsillos para centrarnos en un espectáculo que, sin pasar de un tono medio, brindó algunos momentos interesantes que merecen ser recordados. El encierro de Villamarta se sorteó en tres y tres: tres esmirriaditos becerros que se echaron por delante y tres erales más aparentes que cerraron los respectivos lotes de los aspirantes de ayer, unos chicos –todo hay que decirlo- que en su mayoría tienen edad para andar acabando ingeniería. El caso es que el único trofeo de la tarde se lo llevó el camero Jesús Bayort gracias a su decidida entrega y una puesta en escena por pulir que no está exenta de personalidad. Bayort, que tiene un peculiar aire nórdico, brilló especialmente manejando el capote en sus dos novillos, cuajando un largo ramillete de verónicas templadas al eral que cerró la noche. En ambos se fue a portagayola y en los dos pudo torear con sentido del ritmo, composición natural y cierta calidad a la que sólo hay que pedir en ocasiones una colocación más comprometida. La oreja se la cortó al tercero, un novillo que se dejó y que había brindado a Daniel Luque. Bayort entendió bien a éste pero también se impuso al sexto, más picante y suelto de cara, al que no mató pronto ni bien. Sea como sea, ya tiene un pie en la final. El segundo en discordia era el sanluqueño Eloy Ortega, un chico formado en la órbita de José Ortega Cano –que fue receptor de uno de sus brindis- al que no se le puede negar la entrega aunque tiene aún mucho trabajo por delante si quiere perseverar en este oficio imposible. Basto con el percal, debe abandonar la suerte de banderillas que practica con demasiadas goteras. Con la muleta anda mejor: con cierta firmeza ante un segundo cortito y noble pero mucho más entonado con un quinto pegajoso al que toreó con buen corte y despenó de media estocada en todo lo alto a la vez que la parroquia celebraba la victoria futbolera de España. Carlos Martín, un trianero presentado por la Escuela de Écija, fue el encargado de abrir el cartel sorteando en primer lugar un becerrote que se le quedó muy chico. Aunque encontró su mejor tono toreando al natural, amontonó una larga faena que no terminó de encontrar el rumbo. El cuarto fue, con mucho, el mejor del encierro. No siempre supo entenderlo Martín, desbordado al principio con la exigente embestida del eral al que logró enjaretarle algún muletazo suelto al final de una faena que sí remató bien con la espada.

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