Los estertores del loperismo están deparando situaciones auténticamente surrealistas e impredecibles. Ayer, de una tacada, acabaron los días de Pepe León como presidente del Betis –ya lo era en el año 1969– y fue nombrado Jaime Rodríguez-Sacristán, al tiempo que se decidía cambiar el nombre del estadio, para que parezca que Lopera ha vendido de verdad y tratar de hacer ver que se le está causando un enorme perjuicio con las medidas cautelares decretadas por la jueza.
El Betis pronto entrará en concurso de acreedores y de ahí la presencia de un jurista como Jimmy en la presidencia, que por otro lado era la gran aspiración de su vida. Él es el primero que sabe que su mandato será efímero y de la Junta de Accionistas no pasa, pero ahí está el tío, dispuesto a aguantar el tipo. Mientras, filtran que Nuchera está comprando a Oliver acciones de Bitton, las mismas que su socio –el sevillista Recio– ofreció a grupos de la oposición. Y se avecinan nuevas dimisiones en el consejo, incapaz de pagar a los futbolistas. Todo un vodevil.
