Joaquín García Ruiz es autor de una veintena de carteles y este año vuelve a mostrar la feria de Utrera a través del prisma que ofrece su paleta de colores. Este vecino compagina su trabajo de celador con el de pintor, ocupación ésta que le otorgó premios en ciudades como Alcalá de Guadaíra, Dos Hermanas, Córdoba o Lebrija. De todas maneras, confiesa que "es muy difícil vivir solamente de la pintura". Cuando está a punto de jubilarse, ya que en diciembre cumplirá 65 años, sabe que entonces sí podrá emplearse en cuerpo y alma a pintar.
-¿Qué representa el cartel?
-Muestra el interior de una caseta. En él destaca el típico sillón de enea sobre el que se aprecia un mantoncillo, que quizás acabe de dejar ahí una mujer a la que hayan sacado a bailar. En el fondo, se observa un espejo en el que se reflejan las casetas y el santuario de la Virgen de Consolación.
-Es un cartel muy clásico?
-Sí, se trata de un cartel tremendamente clásico. Ésta es mi forma de trabajar habitualmente. Sin embargo, considero que para ser clásico no es necesario poner siempre al caballo o a la mujer vestida de gitana para identificar la fiesta que se anuncia.
-¿Influye en ese clasicismo el tipo de fiesta que está retratada?
-No necesariamente, porque yo considero que la feria es más popular que clásica.
-¿Es usted feriante?
-Mucho. Quien me conoce sabe que vivo la feria intensamente. De igual modo, eso me hace tener motivos reales de inspiración a la hora de dibujar un cartel.
-¿Y prefiere la feria de día o de noche?
-Me gusta la feria en cualquier momento: de día, de noche, por la tarde y de madrugada.
-¿Qué es lo que más le gusta de la feria?
-Estar en la caseta, la reunión con los amigos, con la gente que ves menos veces durante el año. También me gusta estar en la plaza del Altozano y escuchar el sonido de los coches de caballos que se dirigen al real. El ambiente de la feria de Utrera es muy peculiar, al menos para mí, que tengo muchos recuerdos de tiempos pasados y cualquier cosa me hace rememorar otra época.
-¿Y lo que menos le gusta?
-Nunca me lo había planteado, porque yo creo que me gusta todo. Eso sí, falta ambiente taurino en la feria. Utrera se merece ya corridas de toros en condiciones cuando llegue la feria.
-¿Un pintor mira la feria desde otra óptica?
-Sí. Un pintor, al igual que un fotógrafo, por ejemplo, tiene el vicio constante de mirar los detalles. Pese a que viva la feria como cualquier ciudadano, siempre está pendiente de las pequeñas cosillas que se salen de lo normal. Es un vicio profesional.
-¿Qué tiene la feria de Utrera que la diferencie de otras, a la hora de elaborar un cartel?
-La feria de Utrera no se distingue de la de otros pueblos de Andalucía. Si se enseña una fotografía, no se sabe de qué ciudad se está hablando. Por ello, en el cartel se emplean, por ejemplo, los monumentos característicos de la ciudad, como el caso del santuario que he plasmado en el de esta edición, o como la imagen de la Virgen de Consolación que se podía ver sobre una pañoleta en el cartel de hace tres años.