Cultura

Jorge Edwards rememora sus tiempo de poesía y militancia

El amor, la poesía y la política se dan cita en la novela La casa de Dostoievsky (Planeta), un homenaje implícito al poeta chileno Enrique Lihn con el que su compatriota Jorge Edwards (Santiago, 1931) obtuvo el premio iberoamericano Planeta-Casamérica, y que acaba de ver la luz en España.

el 15 sep 2009 / 06:07 h.

El amor, la poesía y la política se dan cita en la novela La casa de Dostoievsky (Planeta), un homenaje implícito al poeta chileno Enrique Lihn con el que su compatriota Jorge Edwards (Santiago, 1931) obtuvo el premio iberoamericano Planeta-Casamérica, y que acaba de ver la luz en España.

Todo empezó, según Edwards, con un cuento largo, que sufrió diversas reescrituras y acabó transformándose en novela. "Yo le escuché a Enrique Lihn una historia acerca de un tipo que empezó a acumular trastos viejos. Un buen día se dio cuenta de que le costaba abrir la puerta debido a tal acumulación, así que decidió salir por la ventana, tirar la llave y dejarlo todo allí", recuerda el autor.

A partir de esa anécdota concibió Edwards el personaje de El Poeta, un joven admirado por todo el mundillo intelectual del Santiago de los años 50 que vive en la Casa de Dostoievsky, refugio de pintores y escritores bohemios. La narración sigue en París, continúa en Cuba -un país en el que Edwards trabajó como diplomático, y cuya abrupta salida dio lugar a su más célebre obra, Persona non grata-, aborda el llamado caso Padilla -el proceso por el que el gobierno castrista obligó al poeta Heberto Padilla a autocriticarse y retractarse públicamente- y desemboca en el Chile de Pinochet. "La novela tiene algo de autobiográfico", reconoce el chileno. "Yo quise ser poeta, y he terminado metiendo en mi narrativa algo en verso.

"En Cuba me cubanicé", recordó ayer Edwards. "En sólo tres meses, la isla se convirtió en una experiencia esencial de mi vida. Pero falta bastante para que yo sea allí persona grata. Con el retiro del Comandante quizá pueda volver a la isla, pero allí hice amigos y enemigos, y no quiero que mis antiguos enemigos sean ahora mis amigos. Prefiero quedarme como estoy", afirma.

Finalmente, a propósito de Enrique Lihn y de otros poetas chilenos de enorme valor que nunca han tenido demasiado predicamento en España -Nicanor Parra, Jorge Teillier, Federicho Schopf-, Jorge Edwards no cree que su desconocimiento se deba a la sombra excesivamente alargada de Neruda -de quien el novelista llegó a publicar un extenso ensayo titulado Adiós, poeta-, sino a las inclinaciones propias de la crítica y público españoles.

"Parra debería tener el Cervantes desde hace tiempo", aseveró. "Es una mezcla de campesino e intelectual, físico-matemático de profesión, con un humor muy poco habitual, más anti-Neruda que anti-poeta", apostilló.

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