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Jorge Molina: "Me gustaría llevar más goles, soy ambicioso"

El de Alcoy se confirma como el atacante más entonado del Betis. Las rectas finales se le dan "de maravilla" y quiere aprovechar esto para ayudar al equipo a conseguir su objetivo. 

el 17 abr 2011 / 20:06 h.

Jorge Molina celebra uno de sus goles.

El Betis vuelve a coger carrerilla y gran parte del mérito es atribuible a su trío estelar de delanteros, que han recobrado la puntería en el mejor momento posible. Los cinco goles frente al Cartagena fueron guisados y comidos por Rubén Castro (un gol y dos asistencias), Jorge Molina (tres goles) y Emana (un gol, una asistencia y un penalti forzado), así que tras esta jornada el famoso tridente verdiblanco acumula ya la friolera de 45 dianas, una cifra que para sí quisieran la mayoría de conjuntos de la categoría.

Y si hay un miembro de este selecto grupo en forma, es Jorge Molina. El alcoyano confirmó con su triplete sabatino que es el atacante más entonado del Betis, como también demuestran los ocho tantos que ha logrado en la segunda vuelta, en realidad en las 11 últimas jornadas. En tal jornada como ésta, la 34ª, de la temporada pasada, Molina marcó dos goles en el Villamarín, sólo que fueron con la camiseta del Elche y en contra del Betis. Una campaña más tarde, compensó aquel estropicio con tres goles como tres soles, su segundo triplete como heliopolitano.

"Los balones de los tripletes los guardo en Alcoy, en casa de mis padres. Para mí son trofeos. Aquí en Sevilla los guardo en un cuarto. Ya tenía el amarillo (del hat trick contra el Xerez) y ahora tengo el blanco, para que haya variedad", bromea el goleador bético, que no acierta a recordar cuántos tripletes ha conseguido a lo largo de su carrera pero apunta que son "bastantes". "Seis seguro que tendré ya: dos con el Betis, uno con el Elche (cuatro goles ante la Real Sociedad en la última jornada de la pasada Liga), uno en el Poli Ejido en la Copa contra el Villarreal, dos en el Gandía, otros dos en el Benidorm...", recuerda.

UNA CIFRA CONSIDERABLE. Llegados a este punto, Jorge Molina alcanza ya los 14 goles en la Liga. Con el Elche llevaba 17, así que poco a poco se aproxima a la extraordinaria media de la pasada temporada. "Yo estoy contento con la temporada que estoy haciendo. Evidentemente, soy ambicioso y me gustaría llevar más, pero son 18 goles entre la Liga y la Copa, es una cifra considerable", reconoce el ariete, que continúa sin marcarse un objetivo concreto: "Cifra de goles, nunca. Cuando se acabe esto, ya veremos hasta dónde hemos llegado", dice. Pero el caso es que las rectas finales se le dan de maravilla (nueve goles en las nueve últimas jornadas el año pasado): "Sí, la verdad es que conforme van pasando las jornadas me voy encontrando mejor", admite.

Con 14 goles en su currículum liguero como jugador del Betis, Jorge Molina también adelanta ya a Emana (13) y empieza a coger el rebufo de Rubén Castro (18). Podría inferirse que quizá hubiera celos entre las estrellas verdiblancas, pero para nada. "No hay pique. Si nos podemos dar la pelota, nos la damos. Es muy bueno que los tres de arriba superen la decena de goles", recalca.

Tan bueno es, en efecto, que el Betis sigue líder y con el ascenso cada vez más próximo, aunque el discurso en el vestuario nunca se apartará de la prudencia. "Hay que tener los pies en el suelo e ir pasito a pasito, lograr los tres puntos ante el Barça B y ojalá lo consigamos cuanto antes, pero con tranquilidad", dice Jorge Molina, que lógicamente tampoco oculta la realidad y confiesa que "sería un palo muy duro no subir", aunque "eso no pasa por la cabeza de nadie", añade. El mejor ejemplo es la afición, que no entiende de cautela y el sábado protagonizó una fiesta como si el ascenso estuviese hecho. "Bueno, si alguien tiene derecho a disfrutar es la gente, también nosotros queremos que se lo pasen bien", sentencia.

EL FINAL DE LA MALDICIÓN DEL CUARTO PENALTI. Jorge Molina rompió una curiosa maldición que lo perseguía. En todos sus equipos excepto el Gandía, en Tercera, falló siempre el cuarto penalti que lanzó a lo largo de la temporada. El año pasado, en el colmo de la casualidad, el fallo le tocó precisamente contra el Cartagena en el Cartagonova después de no errar en ninguno de los tres que tiró antes (incluidos dos contra el Betis en el campo del Elche). En el Betis, sin embargo, no hubo lugar para maldiciones.

"Todos los años fallaba el cuarto. Ha sido coincidencia, pero en cuatro equipos diferentes me había pasado lo mismo", desvela Jorge Molina, que antes de enfrentarse a Casilla ya era consciente de que era la cuarta pena máxima que lanzaba después de las que convirtió ante Xerez y Elche en la Liga y Getafe en la Copa.

Además de la maldición, Molina también transformó en gol el primer penalti desde que Mel decidió que él y no Emana fuese el primero en la lista de lanzadores.

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