Economía

Jornada de melocotones caídos

Ningún incidente en la primera jornada de la huelga general del campo sevillano. Hace cuatro años fue la misma historia, y la verdad es que es así desde que en 1977 se rubricó el primer convenio colectivo. CCOO y UGT se sienten fuertes, pero los empresarios están hoy día más unidos que nunca. (Foto: Cuesta)

el 15 sep 2009 / 04:02 h.

Ningún incidente en la primera jornada de la huelga general del campo sevillano. Hace cuatro años fue la misma historia, y la verdad es que es así desde que en 1977 se rubricó el primer convenio colectivo. CCOO y UGT se sienten fuertes, pero los empresarios están hoy día más unidos que nunca. El melocotón dirá.

Manos curtidas por el sol y heladas, definámoslas como femeninas al estilo rural, portan una bandera sindicalista. Allá que va Adoración Saavedra (48 años, 36 de jornalera) a engrosar el piquete informativo que se aposta ante las puertas de la finca La Jarilla, en San José de la Rinconada, sede de una de las firmas hortofrutícolas más importantes de Sevilla, Royal SAT.

Es la primera jornada de huelga indefinida en el campo de la provincia, tranquila, sin incidentes, el melocotón aún puede aguardar algunos días en los árboles, no muchos, que se pudren.

"Y sin cobrar tampoco podemos estar demasiado tiempo, pues jornada no trabajada, jornada sin salario, pero hay que estar así, en huelga, porque justas son nuestras reivindicaciones, sólo pedimos más salario y no miserias". Saavedra alude a una de las principales demandas de los trabajadores que, convocados por UGT y CCOO, paralizarán los tajos hasta que Asaja acceda a rubricar un convenio colectivo con el 8% de subida salarial como condición sine qua non, frente al IPC real (con revisión conforme evolucione la inflación) que oferta la patronal agraria.

"Ya son un montón de huelgas las que llevo en el cuerpo". María Josefa Troyano lleva desde los 16 años dando tumbos por las distintas campañas agrícolas de Sevilla, aquí melocotón, allí verdeo. De hecho, desde que, allá por 1977, se firmara el primer pacto laboral, no ha habido ni una sola negociación sin huelga de por medio, y hubo episodios incluso con tiros de escopeta al aire para ahuyentar a los sindicalistas. "Yo estuve en todas [las huelgas]", comenta Carmelo Acuña (CCOO), responsable del piquete montado en Royal.

Móvil que suena, Acuña que responde, aviso de jornaleros trabajando en un vivero de Carmona. "¡A por ellos!" Media docena de coches, fila india por la autovía, atronadores altavoces alternan las llamadas a secundar el paro y, una y otra vez, música de Chambao, volveré a encontrarme con vosotros? Son cuatro jóvenes, sombreros de paja, gruesa cadena de oro, pantalón de lino y letra L en el Renault, los que realizan labores de mantenimiento de los plantones, alineándolos con alambre. El sol aprieta.

"Les pedimos amablemente que dejen de trabajar. Estamos en huelga y es por el beneficio de todos los empleados del campo". Quien invita es Carmelo Acuña, quien responde, el joven de más edad. "Sin problema. Lo sabíamos, pero nos mandaron llamar para que trabajáramos". Sombrero que se quitan, sudor en la frente, se acabó por hoy.

Tan amistoso encuentro resumiría la primera jornada de huelga indefinida en el campo sevillano y en los almacenes en los que se manipula la fruta. No hubo incidentes, los sindicatos dijeron que el paro fue total, la patronal habló de "normalidad", salvo a lo largo de la comarca de la Vega, donde, indicó, la acción de los piquetes impidió el ejercicio del derecho al trabajo a quienes tenían derecho a trabajar.

Por ello, Asaja ha instado al subdelegado del Gobierno en Sevilla, Faustino Valdés, a que "tome las medidas necesarias para garantizar" que mañana -hoy es festivo- los empleados puedan acceder a sus puestos de trabajo. Y un día da igual, quizás dos también, pero al tercero los ánimos se crispan.

Será a partir del fin de semana cuando la naturaleza sea la que trate de hacer entrar en razón a unos y otros. El melocotón, cuya recogida, desde finales de abril y hasta bien entrado junio, marca una de las campañas agrícolas más importantes de esta provincia, comenzará a pudrirse en su árbol. Algunos ya se veían ayer por los suelos en Royal.

Dice el manual de los sindicatos que toda huelga ha de plantearse coincidiendo con la cosecha del melocotón. "Que una vez más haya sido así demuestra que a Asaja no le interesa ni el sector de la fruta ni la asociación que lo representa, Asociafruit, sino sólo los grandes terratenientes y latifundios y los empresarios del olivar". Es el ugetista Francisco López quien habla. Echa leña al fuego José Corral, de CCOO. "¿Que el melocotón pierde competitividad? Eso es un problema de mercado y, por tanto, que lo solucionen ellos, los empresarios. Asaja de Sevilla, que defienda a los suyos, que nosotros sí defendemos a nuestros trabajadores".

Las palabras de Corral hacían referencia al llamamiento que, al compás, lanzaron días atrás tanto Asaja como Asociafruit sobre la imparable pérdida de competitividad que aqueja a la fruta de hueso (melocotón y nectarina) y la amenaza de que continúa el arranque de plantaciones en Sevilla.

Así, en opinión de la organización agraria que preside Ricardo Serra, los sindicatos, con su convocatoria de huelga, "han optado por llevar al suicidio a los trabajadores y han planteado el boicot a uno de los cultivos que más mano de obra genera en esta provincia", con 1,5 millones de jornales, que equivalen a 7.000 puestos de trabajo directos. Es un sector, agrega la patronal, que en tiempos de crisis supone la "única alternativa" a la "recesión" de la hostelería y de la construcción.

Pero no todo es melocotón y nectarina. En estos momentos, y al margen de las tareas de mantenimiento en las explotaciones agrícolas y ganaderas, están en plena campaña la patata, la zanahoria y otras frutas y hortalizas, estas últimas sobre todo en el Bajo Guadalquivir.

Según José Corral, de los 120.000 empleados del agro sevillano, "unos 50.000" estaban ayer en huelga, mientras que el resto no se encontraba en campaña, es decir, estaban parados y cobrando el subsidio agrario.

Asaja vuelve a apelar al diálogo. Es la única patronal reconocida para negociar el convenio colectivo, mientras que por la parte sindical lo son CCOO y UGT. "Nuestros teléfonos siempre han estado abiertos y nuestra disposición es plena para firmar un convenio razonable que evite la pérdida de poder adquisitivo para los trabajadores".

No entra en la mesa el Sindicato de Obreros del Campo (SOC), pero ayer sus afiliados se concentraron ante la sede de Asaja para entregar sus reivindicaciones, que pasan por unificar en una sola las 23 categorías salariales existentes (los otros dos sindicatos reclaman tres) y entre 50 y 55 euros por jornal, es decir, 5 ó 10 más que las reclamaciones de las centrales sindicales mayoritarias.

Pero, ¿cuánto se cobra ahora? Unos 42 euros, dicen los sindicatos convocantes. "Por tanto, sólo pedimos 3 euros más al día, y es perfectamente asumible". "Cuando sube el gasóleo agrícola, bien que lloran al Gobierno hasta obtener subvenciones. Nosotros no obtenemos ni eso".

Salvador Navas, Juan Antonio Cabrera y Conchi Navarro también llevan toda la vida en el campo. "A mi hija mayor la enseñé a trabajar en la agricultura, pero menos mal que se salió y se fue a una empresa", relata Navarro. Navas prefiere no hablar de dinero, sino de otra de las reivindicaciones sindicales, que los eventuales cobren el 100% de su sueldo en caso de accidente laboral. Su mente está en una muchacha que el lunes se cayó.

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