Cultura

José María Pou: "Las series de televisión utilizan a los jóvenes actores como carne"

el 16 oct 2009 / 20:29 h.

-Usted lleva toda la vida, como ha dicho alguna vez, "viviendo para ser otro", pero ¿a quién ve cuando se pone ante el espejo?

-Depende de donde esté, y depende del espejo. Si estoy en mi casa, aparece un José María que quizá no ha visto nadie, o muy poca gente. En el espejo del camerino, en cambio, es bonito ver cómo poco a poco va apareciendo el personaje, ya estás empezando a ser él. Llegas al teatro dos horas antes, es como si te estuviera esperándote desde el día. Sólo tienes que ponerte el vestuario y salir a escena. Curiosamente de eso va un documental, Máscaras, que gira alrededor de mi proceso de trabajo, de las distintas máscaras que utiliza un actor.

-¿Debería sorprendernos que aún haya jóvenes que quieran hacer teatro, en lugar de dedicarse a faenas más lucrativas o que les den más fama?

-Me emociona sinceramente esa pregunta, porque me sigo encontrando cada día chavalesque quieren eso, hacer teatro y no otra cosa. También es verdad que hay muchísimos más que quieren hacer series de televisión, donde cuanto más guapos y más rápidamente descamisados salgan, mejor. Están siendo utilizados como carne, pero ganan en ellas muchísimo más dinero que el que van a ganar nunca con el teatro. En fin, yo puedo decir que he encontrado en las audiciones a montones de chavales buenísimos. Me emociona y enlaza con mi biografía, porque yo primero quise ser periodista, pero una vez decidí que iba a ser actor. Y a pesar de ser también un gran cinéfilo, supe que quería dedicarme al teatro. A la gente sigue movilizándole ese contacto directo, tan especial, con el público.

-Le honra decir eso de que es usted quien aprende de los chicos, pero ¿de verdad que no le demandan consejos?-En Los chicos de Historia he tenido la ventaja de ser actor con ellos a la vez que director. Hemos traspasado en algún momento la barrera de la realidad y la ficción, pero en ningún momento doy consejos. Si acaso, doy pistas para construir los personajes que tal vez les sirvan en un futuro... Las dos únicas pistas fundamentales que les he brindado son un sentido de la disciplina, aprender a llegar al teatro a una hora determinada, con el tiempo adecuado para poder distanciarte del mundo exterior; y que nunca, nunca, nunca hay que engañar al público, sino hacer la función al cien por cien. Y reconozco que se me cae la baba como un padrazo cuando compruebo que lo han aprendido y aprehendido.

-¿Qué papel desempeñará el teatro en la tan necesaria reforma de la educación?

-No lo sé, pero en cualquier caso ya vale sirviendo de tribuna o escaparate para decir ‘señores, tenemos este problema, no escondan la cabeza debajo del ala'. Si de 500 espectadores un mínimo porcentaje saliera entendiendo el problema y dispuesto a poner de su parte, bendito sea el teatro. Ésa ha sido siempre su misión, despertar conciencias al tiempo que entretiene. Por Los chicos de Historia han pasado a lo largo del año muchísimos maestros; en Barcelona hemos tenido funciones especiales para docentes con coloquios, y han aparecido en ellos luces muy interesantes. La cuestión de la enseñanza es que ningún gobierno se atreve a coger el problema por los cuernos. Ojalá sirvamos al menos para recordar que hay ahí algo por resolver.

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