Cultura

José y Juan: una vuelta de tuerca al hilo del toreo

La muestra organizada en Santa Clara rescata el hilo de toda una época octubre de 1913 en la antigua plaza de toros de Madrid.

el 15 oct 2013 / 23:20 h.

Inauguración este martes de la exposición "Joselito y Belmonte, una revolución complementaria (1914-1920)". / J. M. Paisano (Atese) Inauguración este martes de la exposición "Joselito y Belmonte, una revolución complementaria (1914-1920)". / J. M. Paisano (Atese) (FOTOGALERÍA)   La pequeña pistola Luger con la que Belmonte se quitó la vida en una tarde de primavera de 1962 se expone junto al chaleco de luces que lucía Gallito en la infausta tarde de Talavera. No deja de ser un guiño a esa muerte que alienta la grandeza de la Fiesta. Pero esa fiesta es mucho más y sobre todo es vida. Así se enseña en la exposición que abrirá hoy sus puertas compartiendo sede en el antiguo convento de Santa Clara y el Castillo de San Jorge. Joselito y Belmonte: Sevilla y Triana, una revolución complementaria –ése es el apellido de la exposición presentada ayer– que sentó las bases de la evolución posterior de la Tauromaquia. El propio alcalde de la ciudad, Juan Ignacio Zoido, explicó anoche en el viejo claustro de las clarisas que esta exposición “es el mejor homenaje que el Ayuntamiento de Sevilla podría hacerles a esos dos grandes colosos del toreo que protagonizaron el capítulo central de la Edad de Oro del toreo y se convirtieron en el eje principal de la gran transformación de la fiesta”. Zoido recordó que “gracias al magisterio de José y su dominio de todos los toros; gracias al temple y dramatismo de Juan Belmonte, la Tauromaquia se transformó en una más de las Bellas Artes”, precisando que “su labor de matadores de toros no pasó desapercibida a las mentes geniales e inquietas de los artistas e intelectuales, políticos e incluso hasta del rey Alfonso XIII” Así lo recuerda la larga secuencia de documentos, objetos, fotografías y obras de arte que se exponen en las viejas estancias monacales. Si el arma que convirtió a Belmonte en mito estremece, sus objetos más personales como la montera y las castañetas que usó el trianero nos adentran en la materialidad de su vida taurina. Los capotes de paseo –con la belleza de unos bordados que hoy se antojan impagables–, o los trastos de torear son otra ventana abierta a ese tiempo marcado entre 1914 –el año en que empiezan a alternar Joselito y Belmonte– y 1920, que señala la trágica muerte de Gallito. Son seis años, siete temporadas que han pasado a la historia como la Edad de Oro del toreo que tuvo un extraordinario reflejo en las artes plásticas. En la muestra se pueden ver dos de los magníficos retratos que pintó Zuloaga de Juan Belmonte. El tercero, que fue el telón de fondo de su suicidio, no ha llegado a salir de la finca de Gómez Cardeña, que sigue siendo propiedad de la familia del mítico diestro. Pero también encontramos cuadros de Roberto Domingo, una original escultura de Sebastián Miranda o los personalísimos dibujos de Martínez de León. Tampoco hay que olvidar el reflejo de las devociones de José y Juan. Bordados de vestidos toreros de Belmonte sirvieron para bordar un manto de la Virgen del Patrocinio y una saya de la Esperanza de Triana. En la otra orilla se expone la saya blanca –bordada con un traje de Gallito– con la que la Esperanza de la Macarena fue repuesta al culto en la iglesia de la Anunciación después de ser ocultada en un cajón de madera del fuego y el odio del 18 de julio de 1936. El profesor Juan Carlos Gil, comisario y alma de la exposición, agradeció la generosidad de los familiares y coleccionistas que han cedido las piezas destacando que su celebración “supone seguir soñando con la utopía”. Gil pronunció un discurso emocionado y taurinamente comprometido en el que afirmó que “defender la Fiesta hoy es defender nuestro pasado antropológico más rico al margen del discurso de lo políticamente correcto”. La exposición, que permanecerá abierta hasta el próximo 15 de diciembre, se complementa con un amplio programa de actividades.

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