Cultura

Juan Antonio Valderrama: "Quiero sacar a mi madre a cantar hoy conmigo"

el 10 may 2010 / 18:36 h.

–¿Cómo surge esta gira de teatros?


–Del reencuentro de dos grandes amigos. Volví a coincidir con el guitarrista malagueño Daniel Casares, que fue quien me animó a grabar en mis inicios, cuando trabajaba en la Costa del Sol de periodista. Se nos ocurrió la idea de recuperar las canciones de aquella época, que eran coplas, tangos y boleros, y volver a interpretarlas en serio y delante del público.

–¿A la gira le seguirá un disco?

–Sí, espero que en otoño. Estamos grabando en los teatros que me gustan cómo suenan. Como el Lope, que es especial. El repertorio será el mismo del montaje, canciones mías y temas que me gusta cantar, independientemente del género, como Te recuerdo Amanda, de Víctor Jara, Contigo en la distancia, Volver, Pena, penita, pena, El emigrante... Son temas que canto cuando estoy de fiesta. No voy a respetar ni mi autoría ni los géneros. Más que versiones, serán perversiones [risas].

–Imagino que a los más puristas eso no les gusta mucho.

–La pureza no existe. Si no tendríamos todos consanguineidad y seríamos retrasados mentales.

–¿No le afecta la crítica?

–Me importa mucho, pero no voy a dejar de decir lo que pienso. Pero respeto mucho a los críticos. Ellos tienen su opinión y viven de ella. Yo vivo de mi arte.

–¿Cómo es la puesta en escena del espectáculo?

–Es sencilla. Los únicos efectos serán de luces. La gente sabe que cuando viene a verme no se va a encontrar a Michael Jackson, sino una cosa sencillita. Músicos tocando bien y a un cantante. Lo demás distrae en según qué espectáculos. Será algo íntimo.

–¿Ha hecho alguna gira de teatros antes?

–Hice una con Clara Montes en 2006. Pero no una como ésta. Y tendría que haber empezado antes. Siempre está la diatriba cantidad-calidad, pero gracias a Dios puedo permitirme el lujo de elegir cómo y con quién, y el lujo de ganar menos.

–¿Y se gana menos?

–Claro, y se arriesga. Este espectáculo no tiene subvenciones. Pongo en riesgo mi patrimonio. Voy a taquilla. Eso es muy bonito y da libertad, pero hay veces que pierdes dinero. Esta gira se está defendiendo bastante bien. Todavía no me van a echar de mi casa.

–Le acompañarán varios artistas sobre el escenario.

–Diana Navarro está confirmada. También quiero sacar a mi madre, a ver si es capaz. Está recién operada y dependerá de cómo se encuentre.

–¿Es consciente de que el Lope de Vega se puede venir abajo?

–A mí me haría mucha ilusión porque nunca he cantado con ella en un escenario. Pero no lo voy a saber hasta mañana. Le han puesto una prótesis en una rodilla y ella no quiere salir sentada. Si la salud se lo permite, saldrá. Nunca había surgido. Yo siempre he tenido en la cabeza a mi padre, mi padre, mi padre, y muchas veces me olvidaba que en mi casa había otra artista. Culpa mía. Pero gracias a Dios todavía lo puedo arreglar. Si no es en esta ocasión, será en otra.

–¿Cómo funcionó su último disco, Moderna tradición?

–Pues como tenía que salir. No era un disco para vender, sino un capricho. Me ha dado prestigio. De hecho, en otoño actuaré ante los reyes de Jordania gracias a este trabajo, junto con la artista Fara Siraj, a la que interesó mucho el disco.

–Este año también estará en el Suma Flamenca y en la Bienal.

–Sí. En realidad, soy un cantaorcillo desde pequeño, pero no estaba preparado para cantar flamenco y enfrentarme a las comparaciones. Ahora ha llegado el momento.

–¿Y ya está preparado?

–No, pero ha llegado el momento [risas]. Si no lo hago me voy a quedar con las ganas y va a ser peor. Mi espectáculo se llama Maestros y rinde homenaje a algunos grandes que la historia se tragó, como Marchena, Valderrama, Pinto, Niña de la Puebla. Será flamenco puro, porque no hay otro.

–También continúa con su faceta de periodista colaborando en el programa de Carlos Herrera. ¿Sigue con el gusanillo?

–Sí. Eso no se pierde. Un periodista es lo mismo que un artista. Responde a la necesidad de comunicación de ser humano.

–¿Y qué está peor, el Periodismo o la música?

–La política [risas]. Ni una cosa ni la otra se van a acabar nunca. Pero vamos, te puede ir mejor si montas un bar de tapas.

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