Cultura

Juan Cruz: «Hoy los escritores piensan más en el contrato que en la amistad»

El escritor y periodista canario rememora su experiencia como editor en el libro ‘Egos revueltos’.

el 28 mar 2010 / 18:24 h.

Juan Cruz, un editor que sabe recordar manteniendo a raya los rencores.

Sólo han pasado un par de semanas de la salida a la luz del libro Egos revueltos (Tusquets), y Juan Cruz ya está cansado de que le pregunten si hizo de niñera de Camilo José Cela. La respuesta es obviamente sí, pero se trata tan sólo de uno de uno de los enjundiosos capítulos de sus memorias como editor al frente de Alfaguara, las mismas que le valieron el premio Comillas en su última edición.

"He tratado de contar lo que sé contar. Lo que aún no sé, no lo he contado", comenta Cruz, que describe en estas páginas el periodo comprendido entre 1992 y 1998, y el trato que tuvo con personalidades como Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Cabrera Infante, Susan Sontag, Günter Grass, Jorge Semprún, Francisco Ayala, Rafael Azcona, Severo Sarduy, Francisco Umbral o Vázquez Montalbán, entre otros.

Su trayectoria está jalonada de grandes éxitos, pero también reconoce algunos errores: "El peor de todos, no aceptar que no hay que tomarse las cosas tan a pecho. En aquellos años trabajé como un bruto, acompañé a los escritores hasta el amanecer, bebí con ellos hasta que no pude más. Pero también fue ésa mi decisión", agrega. De hecho, Cruz reconoce que llegó a pisar la cuerda floja del alcoholismo, hasta que amigos como el profesor Aranguren, la esposa de Cabrera Infante o Muñoz Molina le recomendaron que controlara sus excesos etílicos.

Pero los tiempos han cambiado mucho: "Antes los escritores tenían otro oficio, salvo Ferlosio y alguno más, ninguno vivía de la literatura. Ni García Hortelano, ni Juan Benet, ni Marsé...", enumera el escritor y editor. El panorama ha cambiado como de la noche al día: "Los escritores jóvenes ahora son más recatados, más oficinescos. Se ganan la vida con esto. Y piensan más en el contrato que van a firmar que en la amistad", afirma el periodista.

Sin embargo, no hay rencores ni ajustes de cuentas en estas memorias, a lo sumo algún malentendido con Jorge Herralde, editor de Anagrama, y Jaume Vallcorba, de El Acantilado. "Es un libro que más bien expresa gratitudes y resume una época de la literatura universal muy importante para España, que no se puede entender sin los nombres que figuran aquí".

Cruz (Tenerife, 1948) se dedica actualmente al periodismo, actividad que compagina con su producción literaria, en la que se incluyen títulos como Crónica de la nada hecha pedazos, Retrato de un hombre desnudo, Ojalá octubre o Muchas veces me pediste que te contara esos años, lo que significa que él también tiene su propio ego, y por partida doble, como editor y escritor. "Los escritores son por lo general tipos solitarios, y el ego crece en la soledad. Necesitan juntarse con otros egos, para que se les levante el ánimo", explica.

Sobre el destino de Alfaguara tras su marcha, Cruz asegura que "está en las mejores manos. La persona que me sustituyó en 1998, Amaya Lezcano, puso orden y dio continuidad al proyecto con una inteligencia y un rigor admirables. Y ahora le ha sucedido Pilar Reyes, una magnífica editora que tiene un año más que mi hija", comenta.

A los pujantes jóvenes editores del panorama español actual, Juan Cruz no tiene ningún consejo que darles. "Ya me gustaría que me dieran consejos a mí. Los libros están cada día mejor hechos, la industria está produciendo extraordinarias novedades. Hay problemas económicos, desde luego, pero no crisis, ni decrece el entusiasmo. Otra cosa es que se pueda mejorar el sistema de librerías, el bibliotecario... pero dejémoslo ahí, ¡parezco el abuelo cebolleta!", apostilla el editor.

Todos los editores que se precien han rechazado alguna vez un original que, tiempo después y en otras manos, han acabado siendo superventas. Juan Cruz no es desde luego una excepción: "Estuvo en nuestra editorial, traído por Javier Rioyo, el Florido pensil, de Andrés Sopeña. No soy consciente de haberlo perdido, porque no me lo dio personalmente a mí, pero lo cierto es que acabó en otra editorial y fue un gran éxito, claro". Esta obra sobre la vida escolar durante el Franquismo ha sido adaptada al cine y al teatro.

  • 1