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Juan Ignacio sin miedo

El alcalde hizo gala anoche de su mejor imagen: la del sevillano como Dios manda, amable y emocionado con la que arrasó en las elecciones, y dorada ahora con una pátina de madurez.

el 20 mar 2014 / 00:17 h.

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zoidosetas014Como ha quedado demostrado largamente, la facilidad de Juan Ignacio Zoido para emocionarse en público está lejos de ser un hándicap en su carrera política. Habrá quien sospeche que hay algo de pose en esa mirada franca que despacha con la misma prodigalidad que la mano de saludar; que no es cordialidad todo lo que reluce en la sonrisa paternal con que resuelve tanto el elogio como la crítica adversa. Hasta es posible que alguien diga que tiene una lágrima preparada para contestar con ella a las preguntas emotivas. Puede ser. Pero lo cierto es que, si todo eso es mentira, estamos ante un verdadero mago del disfraz. Hasta donde se ha podido ver, el hombre que hoy es alcalde de Sevilla tiene una personalidad fascinadora (¿para bien? ¿Para mal?) de la que ayer volvió a hacer lucimiento, a todo lo largo de la entrevista con El Correo TV y desde mucho antes, cuando se abrieron las puertas del ascensor en la segunda planta de las Setas y apareció bajo palio, en su ajetreada nube de colaboradores haciéndole las veces de San Juan y de candelería, con la mano extendida, la sonrisa abrochada al rostro, el paso aún más tranquilo que de costumbre y un medio constipado que le confería a la mirada ese puntito entre cuaresmal, beatífico y tierno de hombre como Dios manda con que se ha camelado a todas las madres y con el que apareció luego ante las cámaras. zoidoo014Sí que se emocionó Juan Ignacio Zoido. Los hijos es lo que tienen. Tanto antes de entrar en antena como cuando por fin lo hizo, todas sus conversaciones y charletas entre los presentes comenzaban del mismo modo: hablando de la familia, de la infancia, de los amigos, de la Semana Santa, de la primavera… Es, en este sentido, lo que el sector conservador y bien de la ciudad podría denominar el sevillano esencial. Su mismo traje es cofradedinámico; parece concebido para lucir los entorchados del capillita, para que le agujereen las solapas con toda clase de recuerdos y reliquias de las hermandades un Domingo de Ramos, y hasta para que se lo llenen de cera entre que sale de las sillas y vuelve con los bocadillos de salchicha. En sus iris se han reflejado más pasos que en el escaparate de Juan Foronda, y se le nota. Y la gente, aquí, esas cosas las tiene muy en cuenta. zoidoo009Pero también traía Zoido, aparte de su naturaleza sevillana, un poquito más de tablas que cuando solo era candidato. Probablemente, quienes lo tratan a diario no lo perciben; pero quienes acuden a sus actos muy de tarde en tarde lo han tenido que notar: un poquito más de parsimonia. Ha bajado el tono una octava, ha dejado caer un poco más los párpados, camina (ya se ha dicho) ligeramente más despacio y con más aplomo, y casi, casi ha aprendido ya a estar más de un segundo sin mover las manos. Tablas, experiencia, edad, cansancio, sabe Dios. Pero si antes, en su momento de mayor popularidad, cuando no paraba de saludar por las calles y de sonreírle hasta a los muñequitos de los semáforos en busca del voto arrumbado, si entonces era un experto en protocolo y todo un genio de las relaciones públicas, como esos robots C3PO y R2D2 de Star Wars, ahora ya ha superado esa fase salerosa y está ya más tirando a Obi Wan Kenobi de mayor, controlando la Fuerza, tragándose una sonrisilla cuando la oposición se sulfura y quizá incluso moviendo pequeños objetos a distancia. Se le veía valiente, sin miedo. Que nadie descarte que, de aquí a final de la legislatura y si le crecen un poquito las orejas por las cosas de la edad, acabe en plan maestro Yoda, usando una vara láser para presidir el desfile de San Fernando y anteponiendo el predicado al verbo. Procesionar podría. Los caminos de la política muy complicados e imprevisibles son, sí. Desde la barandilla del Gastrosol, Zoido veía anoche a un lado el rascacielos a oscuras, y al otro la Giralda iluminada. Las dos caras de su ciudad. Es de esperar que sepa que esas mismas dos caras también están en las gentes, y que para todos ellos gobierna. Él dijo anoche que eso ya lo sabe sobradamente y que lo practica. Mas ha de tener cuidado: el lado oscuro de lo más traidor es. Y para eso todavía no se han hecho reliquias de solapa.

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