Dice que le resulta más familiar que le llamen así. Se ha pegado toda su vida trabajando, muchos de ellos en la restauración, y ayer se presentó un libro escrito por Joaquín Arbide, en el que Juanito cuenta mil y una historias sobre la Sevilla que se fue. Cuando los jóvenes le echen un vistazo al libro, levantarán las cejas en muchos de sus episodios como señal de asombro. Los mayores en cambio, sonreirán como signo de complicidad, la que hay cuando se conocen las mismas cosas, los mismos rincones, y a la misma gente. El libro tiene sabor, es riquísimo gastronómicamente, y tiene aroma, el que aporta un tostadero de café que inundaba varias calles hace años. A Juanito hay que agradecerle que haya dedicado su tiempo a esta obra, y hay que felicitarle porque su disco duro, su gran memoria, permanece intacta. Pocos regalos, como éste libro, se me ocurren más idóneos en estas fiestas. Por lo menos, para los que nos gusta Sevilla, ó sea, la gran mayoría.
