El Teatro de la Maestranza ha decidido encadenar dos de las apuestas líricas más personales de su temporada. Tras la modernidad de Doktor Faust, Julio Cesar, de Haendel, pondrá el contrapunto barroco en cuatro funciones programadas los días 22, 23, 26 y 28 de este mismo mes.
La música de Georg Friedrich Haendel es, significativamente, una de las más presentes en el actual curso del coliseo del Paseo Colón. A la interpretación de los Concerti Grossi Op.6 por la ROSS habrá que sumarle en abril la audición de la ópera Orlando y, en unos días, el gran fasto dedicado al inmortal músico, la representación de su título lírico más popular: Julio César, en una producción del Liceo de Barcelona estrenada en 2001 y firmada por el desaparecido Herbert Wernicke, a juicio del director artístico del Maestranza, "el regidor alemán más importante de la segunda mitad del siglo XX", con el que también trabajó en la escenografía de Don Quijote, ópera escrita por Cristóbal Halffter.
Pero además del capítulo escénico, si Julio César supone uno de los momentos más esperados por los melómanos es debido a las dos voces principales que coincidirán en el escenario. Por un lado, el contratenor Lawrence Zazzo, que da vida al emperador, y por otro, la Cleopatra encarnada por la soprano Elena de la Merced, personaje con el que ha cosechado algunas de sus más grandes ovaciones.
Durante las cuatro horas de función, Haendel narra una historia -situada en Alejandría en el año 48 a. C.- en la que se asiste a la problemática coronación de Cleopatra, que sube al trono de Egipto acompañada por César. Para dar claridad a la enrevesada trama que se origina alrededor del argumento principal, Wernicke ideó una "producción mítica", según Halffter, en la que, a través de la simbología, se "resalta más el choque de dos culturas que la historia de amor en sí misma", tal y como aclaró el asistente encargado de la reposición, Bjorn Jensen.
Uno de los 'personajes' más singulares de la visión de Wernicke es un cocodrilo, mascota de Cleopatra, que hace su aparición para representar "lo lejano que pueden llegar a sentirse dos seres". Según Jensen, "el animal representa al pueblo de Egipto", por eso, al final, "Julio César se hace amigo del cocodrilo y se lo lleva de mascota".
Considerado uno de los mejores acercamientos modernos al título de Haendel, la producción se completa, en el apartado vocal, con un nutrido elenco de cantantes nacionales. "Se trata de dar oportunidades a artistas españoles en roles importantes", subrayó Halffter sobre este aspecto. Así, Marina Rodríguez Cusí, Lola Casariego, Pau Bordas y David Sagastume completan el reparto junto al habitual concurso del Coro de Amigos del Maestranza.
Entradas disponibles. Con la expectativa casi lograda de agotar las localidades, Julio César es, al decir de Elena (Cleopatra) de la Merced "una ópera redonda": "No hay una sola aria que no sea una pequeña joya, algo que no sucede en el resto de las óperas de Haendel". En el foso se situará el especialista en dirección con criterios históricos Andreas Spering. El maestro alemán destacó la importancia de contar con tres contratenores en el reparto (algo poco habitual) y se mostró encantado por trabajar con una formación como la Orquesta Barroca de Sevilla quien toma el lugar de la ROSS, cuyas propias características la hacen poco indicada actualmente para abordar la música anterior al siglo XIX.