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Jürgen Klopp, el talismán sevillista

En septiembre de 2005 el Sevilla ya se cruzó con un equipo de Jürgen Klopp, buen entrenador alemán. Era el Mainz 05, y a aquel encuentro los nervionenses también llegaron agobiados por los resultados, con los fichajes cuestionados y con el entrenador, entonces Juande, en entredicho. Pero el Sevilla solventó aquella eliminatoria y acabó... ganando la UEFA.

el 15 dic 2010 / 23:54 h.

Un partido de vuelta ante un equipo alemán, una crisis galopante a las espaldas, la confianza mermada por los últimos resultados, los fichajes en entredicho, la afición incluso ya se ha vuelto al palco y ha criticado a José María del Nido, presidente del Sevilla. El encuentro es decisivo y de él depende no sólo la supervivencia en Europa, sino puede el futuro del entrenador, recién llegado, y el devenir de toda la temporada, que no ha comenzado como debiera. En el banquillo rival se sienta un joven y prometedor, Jürgen Klopp. Es 29 de septiembre de 2005, y el Sevilla sale victorioso del encuentro ante el Mainz 05, con un espectacular Kanouté.

Cuando el bueno de Klopp aparece por Sevilla parece que todo se ve mucho más claro, y esa no es su intención, claro está. Pero resulta que en dos ocasiones que se ha cruzado en su vida con el conjunto nervionense éste se ha levantado, ha reaccionado y todo a su costa, a costa de la eliminación de sus pupilos. Así ocurrió en 2005, en el preludio de la primera Copa de la UEFA levantada por el Sevilla, y así ocurrió ayer, aunque en esta ocasión venía, como bien dijo él, con un equipo mucho más potente, el Borussia Dortmund, uno de los equipos más en forma de Europa.

Difícil será, siendo realistas, que este idílico paralelismo entre aquel punto de inflexión de 2005 ante el Mainz 05 y el actual –está por ver– ante el Borussia Dortmund se consume hasta sus últimas consecuencias. Sería la mayor metamorfosis jamás vista, ni la de Gregorio Samsa en la magistral novela de Kafka. Pero al menos en este encuentro a vida o muerte del Sevilla ante los alemanes ha aflorado un valor cuya ausencia en los últimos partidos casi lleva a la ruina a los hispalenses, la intensidad. La intensidad lo es todo en el fútbol. El buen juego es mejor cuando es más intenso, el malo es menos malo cuando es intenso, y las diferencias –porque las hay entre el Borussia Dortmund y el Sevilla– las son menos cuando hay intensidad. Es un buen principio. Intensidad... y Kanouté.

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