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Just Cause 2: Desmadre y chulerías a todo trapo

El lanzamiento estrella de Avalanche Studios no deja indiferente a nadie

el 31 mar 2010 / 19:41 h.

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Acción abierta y vertiginosa para PC, PS3 y Xbox

Los vaqueros muy ajustados dejándolo todo bien claro, la camisa abierta para que se aprecien los viriles pectorales y, sobre todo, mucha actitud son la clara declaración de intenciones de Rico Rodríguez en su aventura más desmedida y espectacular. En ella hará frente a su antiguo mentor, Tom Sheldon, que ha abrazado la locura megalómana como forma de vida, así como al dictadorzuelo opresor tropical habitual en estos casos.

Esta es la historia simple y directa que lleva a Rico a la paradisíaca isla de Panau, de 1.000 kilómetros cuadrados (reales) de extensión en los que se podrá mover con una libertad casi absoluta para completar sus misiones. Este estilo sandbox que algunos echan de menos en otros títulos como Final Fantasy XIII es, junto a la acción trepidante, el punto más fuerte del juego.

Visto Just Cause 2 parece que en Avalanche tomaron la primera entrega como una tosca pista de pruebas de historia, gráficos, cinemáticas y tecnología para anotar con cuidado los fallos que vieron y subsanarlos en esta ocasión con bastante buena fortuna. Si antes las misiones eran más bien mecánicas y repetitivas, ahora hay mucha más complejidad y variedad, aunque sigan estando presentes algunas directrices básicas.

Estas últimas son las que hay que seguir, aunque sea de forma más o menos tangencial, para avanzar en el juego por la mecánica de desbloqueos de equipos y secciones al cumplir objetivos. Si a ello se le une el disfrute de la destrucción en sí misma la diversión es evidente, y además se ve incrementada por la descomunal duración que puede llegar a tener si se completan todas las misiones propuestas.


Para mover el brutal decorado se ha recurrido al nuevo y poderoso motor gráfico Avalanche 2.0, y lo hace con una soltura sorprendente dada la titánica labor que se le ha encomendado con tales dimensiones de escenario. Ello puede redundar en cierta tosquedad en el apartado gráfico que se olvida ante lo entretenido, e imposible, de las continuas secuencias de acción y el muy conseguido efecto de ciclo temporal y meteorológico que se ha usado y que muestra con gran realismo la iluminación diurna y nocturna y los diferentes ambientes climáticos.

Con Just Cause 2 es posible que no nos encontremos con una profunda historia que cambie nuestras vidas, pero lo que sí se puede garantizar es que tendremos un entretenimiento a prueba de bombas asegurado durante muchas horas de intensa jugabilidad sin muchas pretensiones. Si además nos gusta arriesgarnos en piruetas imposibles al límite de lo sensato, es nuestro juego. Muy recomendado para los amantes del salto base.

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