Cultura

Karin y Federico Lechner: piano en la sangre

Es más habitual que Karin Lechner se acompañe de su hermano Sergio Tiempo, dedicado también al piano clásico, que de su también hermano Federico, centrado en el jazz y en la música ligera.

el 16 sep 2009 / 06:49 h.

Es más habitual que Karin Lechner se acompañe de su hermano Sergio Tiempo, dedicado también al piano clásico, que de su también hermano Federico, centrado en el jazz y en la música ligera, con la que ha edificado una interesante carrera en nuestro país, actuando en salas especializadas, acompañando proyecciones de cine mudo o ilustrando películas y programas de televisión.

Karin, que estos días ha coincidido con su amigo y maestro Barenboim en Sevilla, y se ha formado con pianistas de la talla de Martha Argerich, posee una línea interpretativa tremendamente personal. Su manera de tocar Evocación de Iberia, introspectiva, matizada al detalle, impresionista y elegante, así como su particularísima versión de Triana, también del ciclo de Albéniz, así como la colorista y rotunda Danza del fuego de Falla con la que nos deleitó, confirmó a una a pianista de excelente calidad.

Por su parte, Federico exhibió probadas aptitudes para improvisar y recrear música con extraordinaria fuerza a partir de referentes clásicos, y sin perder su carácter primigenio, el espíritu de Debussy y Albéniz según el caso. La recreación jazzística de música clásica la han cultivado grandes intérpretes desde Uri Caine a Dave Grusin, y a este último se acerca la línea melódica y virtuosa del pianista argentino. En sus dos incursiones conjuntas, con Ravel (Mi madre la oca) y la tanguista propina, los hermanos convencieron con astucia y complicidad, pero desaprovecharon sus posibilidades de diálogo y confrontación. Es curioso cómo clásica y jazz tienden a darse la mano hasta en las grandes superficies comerciales, en cuyos departamentos de discos suelen compartir espacio.

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