El Gobierno provisional de Kirguizistán abrió ayer consultas con Rusia, la OSCE y la ONU para lograr el respaldo diplomático internacional y evitar el estallido de un conflicto civil, tras las revueltas que llevaron al derrocamiento del presidente Kurmanbek Bakíev. "Nos preocupa la situación en Kirguizistán. Hemos conversado sobre la necesidad de evitar la violencia y garantizar la seguridad, la estabilidad y los derechos humanos", dijo a la prensa Zhanibek Karibzhánov, enviado especial de la Organización sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), tras reunirse en Biskek con Rosa Otunbáyeva, la nueva líder kirguís.
De hecho, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) expresó ayer su temor por posibles actos de venganza y saqueos en Kirguizistán, donde la situación "se mantiene tensa e incierta", tras derrocar la oposición al presidente del país tras una revuelta.
Para comprobar cómo está la situación en Kirguizistán y prestar ayuda, el representante especial para Asia Central de la Unión Europea, Pierre Morel, viajará hoy a Biskek.