Orígenes de la abstracción en la pintura sevillana, 1953-1965 es el título de la muestra que ha abierto sus puertas en la Casa de la Provincia. En ella, de una forma muy asequible, se hila un recorrido que documenta la importancia de los artistas locales en la formación de un movimiento esencial en el siglo XX.
Los inmensos e inasequibles senderos de la abstracción pictórica han originado múltiples movimientos, bifurcados en centenares de artistas y miles de obras. Esta muestra, auspiciada por Caja Rural, pone el acento en cuatro artistas sevillanos que, en la década los 50 indignaron con sus obras a la crítica conservadora en España, trabajaron en Nueva York, alcanzaron los máximos galardones y, sin embargo, jamás se encontraron en la misma sala.
Los intentos por parte del Estado franquista de crear un estilo propio en los 40 sólo dieron como fruto una legión de marchitas piezas que hoy yacen en el olvido. En cambio, en medio de aquel negro caldo de cultivo, los alumnos de la Escuela de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría parecían decididos a crear lo que su libertad creadora les dictaba.
Gracias a aquellas personalidades inconformistas y dispuestas a la huida, el arte abstracto sevillano "configura una de las etapas más ricas en la historia cultural de la ciudad", según cuenta el comisario de esta exposición Pedro Jiménez de Aragón. "A pesar de algunos textos de referencia, la trayectoria de estos artistas ha estado sumida en la oscuridad. Afortunadamente hoy comienzan a reconocerse los esfuerzos de estos grandes creadores que se tuvieron que marchar", resume el responsable de la muestra.
De esta manera, la exposición, que resulta también un homenaje, se centra en las figuras de Luis Gordillo "con un estilo pop de raigambre abstracta", Manuel Barbadillo "que pasó del informalismo al objetualismo" y "dos auténticos olvidados en la ciudad": Federico Delgado "creador de una técnica única en el mundo" y José Morales "que abrazó de forma muy temprana los cánones de la abstracción".
Cuatro historias y cuatro carreras, unas más fulgurantes que otras, pero que plantearon en la convulsa segunda mitad del siglo XX "la necesidad de crear un nuevo arte, de romper con el realismo para dar forma a nuevos mundos pictóricos, libres de cualquier norma o dictado", según Jiménez de Aragón.
Pioneros en una época poco dada a los márgenes, las obras que se reúnen en la Casa de la Provincia "sirven para entender la fuerte y vital vinculación que Sevilla tiene con el arte contemporáneo".
