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La agenda de los partidos andaluces. Mudanzas en tiempos de crisis

Iniciado el curso parlamentario y en vísperas de que, el próximo martes, el Consejo de Gobierno concluya con la reorganización de las consejerías, los partidos andaluces afrontan el actual mandato discretamente hipotecados por los sucesos políticos...

el 15 sep 2009 / 04:10 h.

Iniciado el curso parlamentario y en vísperas de que, el próximo martes, el Consejo de Gobierno concluya con la reorganización de las consejerías, los partidos andaluces afrontan el actual mandato discretamente hipotecados por los sucesos políticos que marcan la agenda estatal.

Será el caso, sobre todo, de IU, que a pesar de haber consolidado su presencia en Andalucía en un tiempo de vacas flacas a escala peninsular tendrá que afrontar no sólo el relevo o el mantenimiento de Gaspar Llamazares al frente de la coalición, sino sus propias siglas: hoy domingo, Julio Anguita volverá a primera línea de fuego en la Plaza de las Tendillas de Córdoba, con un nuevo proyecto frente al de IU, que él considera acabado. Y fue en gran medida él mismo quien lo puso en marcha veintidós años atrás, a partir de la experiencia de Convocatoria por Andalucía como una coalición alternativa a las herramientas en declive del PCE. Ahora, cuando Francisco Frutos anuncia que no volverá a presentarse a la secretaría general de esta última formación, en su ámbito están abiertos demasiados melones: desde la campaña en contra del sistema d'Hont al ajuste interno en un abanico que lleva desde la socialidemocracia al comunismo, desde el altermundismo al antisistema. De cómo gobierne ese guirigay a escala andaluza dependerá también el porvenir de Diego Valderas.

Peor lo tienen los andalucistas, desde su ostracismo parlamentario: en junio, celebrarán su congreso y todos los indicios apuntan a que su antigua portavoz Pilar González liderará una candidatura de consenso para relevar a Julián Alvarez con el menor ruido y el menor desgaste posible. Indiscutible e indiscutida resulta en cambio la figura de Javier Arenas, al menos dentro de la órbita del PP de Andalucía. Sin embargo, su nombre vuelve a sonar para la secretaría general de dicha formación a escala española, así que en el hoy por hoy debe estar dirimiéndose entre su lealtad a Mariano Rajoy y su decidida renuncia a cualquier cargo que vuelva a llevarle al norte de Despeñaperros, echando por la borda su trabajo de campo de los últimos cuatro años.

Esta misma semana, Manuel Chaves se ofrecía al PSOE-A para lo que fuera menester, lo que se interpreta como un deseo explícito de revalidar su plaza como secretario general. Por lo que vuelve a quedar aplazado el proceso de transición interna que el aparato del partido pretendía controlar con la designación como tal del secretario de organización Luis Pizarro; árbitro para una sucesión que, según todos los indicios, vuelve a quedar en el aire. Quizá porque en las casas del pueblo influye más el refranero que Pablo Iglesias. Y ya se sabe que en tiempos de crisis malas son mudanzas.

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