El alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, hará esta tarde su autobalance de los dos años que se cumplen mañana de su aplastante victoria electoral que aupó al PP al Gobierno municipal, pero la oposición ya ofreció ayer su visión y coincidió en hablar de parálisis, frustración y fraude por las promesas incumplidas y en atacar el gusto del regidor y su equipo por prodigarse en actos sociales y fiestas locales. Los encargados de responder las críticas fueron el delegado de Empleo, Economía y Turismo, Gregorio Serrano, y el portavoz del grupo popular, Juan Bueno, quienes restaron credibilidad y legitimidad a PSOE e IU para sus críticas por apoyar lo que calificaron de campaña de acoso y derribo contra los proyectos de la ciudad por parte de la Junta. El portavoz socialista, Juan Espadas, lamentó que con Zoido no salimos de la crisis porque el alcalde está dedicado a otra cosa, a las fiestas de la ciudad, a presentar carteles y salir en la foto, porque tiene una agenda cultural y social, no de gobierno, insistió. Para Espadas, los dos primeros años del Gobierno municipal del PP solo pueden calificarse de decepcionantes y frustrantes, palabras que según el portavoz del PSOE escucha por boca de los vecinos en sus visitas a los distintos barrios. A su juicio, la ciudad está parada y sin iniciativa y los sevillanos no pueden permitirse a un alcalde que contúa desaparecido, mudo o sin iniciativa de gobierno. Más exhaustivo fue el balance del portavoz de IU, Antonio Rodrigo Torrijos, quien además de arremeter contra un alcalde de bodas, bautizos y comuniones, que da la cara solo en saraos y actos blancos, denunció también su falta de proyectos e iniciativas ya que solo vende humo mediante una descomunal campaña de marketing mientras incumple promesas. Torrijos hizo hincapié en la privatización de servicios municipales mediante concesiones administrativas y los despidos y recortes de plantilla, sobre todo en empresas municipales como Emvisesa, Lipasam además de las liquidadas Sevilla Global y Giralda TV. Denunció que el que se autodenominó como alcalde del empleo no solo no promueve planes para generarlo sino que es una máquina de crear parados en el Ayuntamiento y criticó el aumento de la presión fiscal, la vuelta atrás en movilidad y participación y el abuso de contratación de personal de confianza y viajes con gran opacidad. Desde el PP, Serrano y Bueno culparon a la Junta, gobernada por PSOE e IU, de la parálisis de sus proyectos. Criticaron al PSOE por apoyar la posición de la Junta y acusaron de despilfarro y corrupción a IU durante su etapa en el Gobierno.