El nuevo diseño de las terrazas de la Alameda ya está definido, el número máximo de mesas se ha ampliado a 300 y los trámites para las licencias se han acelerado. El Gobierno local encara la última fase de la redistribución del bulevar, tras varios meses de polémica, a la espera de la próxima inauguración.
Aún no hay fecha para la finalización de las obras, que están pendientes del transformador que debe suministrar energía a los establecimientos de la zona, pero el equipo de Gobierno quiso ayer mostrar los últimos avances en el proyecto y la mejora de las enrarecidas relaciones con los hosteleros -con los que se han producido numerosos enfrentamientos en los últimos meses, desde que empezaron los controles policiales por el regreso de las botellonas-.
Para escenificarlo, el primer teniente de alcalde, Antonio Rodrigo Torrijos (IU), y el gerente de Turismo, Manuel Rey, mostraron los nuevos modelos de veladores, más finos y ligeros. Su instalación es voluntaria, aunque el Consistorio ofrece un plan de subvenciones con un importe de 300.000 euros.
Pero el retraso de las obras y los problemas entre vecinos, bares y jóvenes que realizan las botellonas en la zona ha generado una tensión en el barrio que estalla cada vez que hay un acto oficial o que un grupo de residentes se encuentra ante una cámara.
Ayer, el problema fue el escenario elegido por IU para su acto. Instalaron unos veladores frente al bar Piola. Los representantes del Gobierno local se encontraron con las críticas de un reducido grupo de residentes. Arremetieron contra el Ayuntamiento por "no promover el respeto al derecho al descanso" y por saltarse las estrictas normas que se han impuesto a los establecimientos.
Una vecina mostró a los medios de comunicación varios expedientes sancionadores al bar frente al que se encontraban las mesas en los últimos años. El Ayuntamiento había advertido e incluso multado a este establecimiento por situar mesas y sillas justo en el sitio donde se mostraron ayer los nuevos modelos de veladores.
Ante las protestas de unos pocos vecinos, Torrijos tuvo que explicar su postura: "Las críticas de los vecinos son razonables y legítimas, en el marco del debate abierto entre el derecho al descanso y el aprovechamiento de un espacio público para el ocio y el esparcimiento. En cualquier caso, puede que no hayamos acertado con la ubicación de los veladores".
El portavoz de IU incidió en que la intención del Gobierno es compatibilizar el uso de la Alameda con el derecho al descanso dentro de "un escrupuloso respeto a leyes y ordenanzas". En este marco, la federación impuso inicialmente un límite de 270 veladores -un máximo de 10 por bar-, que se ha modificado ahora para alcanzar los 300 -con un límite de 12 por establecimiento-. Sólo uno, en una esquina, tendrá la opción de instalar mesas en el centro del bulevar. Como excepciones, los dos quioscos centrales con permiso para 30 veladores cada uno.
