N. Jiménez
Los vecinos de San Jerónimo no podrán estrenar su nuevo centro cívico en el monasterio del barrio hasta junio o julio, es decir, 22 meses después de lo anunciado. La obra está en manos de una nueva empresa después de que los trabajos comenzaran un lejano abril de 2005.
El proyecto de rehabilitación y obra nueva que se viene ejecutando en el Monasterio de San Jerónimo de Buenavista, en la zona Norte de la ciudad, se aprobó en el consejo de gobierno de la Gerencia de Urbanismo del 9 de septiembre de 2004. La Comisión Provincial de Patrimonio de la Junta dio su visto bueno el 12 de enero de 2005 y, tras la licitación de las obras, éstas se adjudicaron a la empresa Joca Ingeniería y Construcciones, que empezó en abril de 2005 con un plazo de ejecución previsto de 16 meses.
En este caso, el dicho de que las obras se saben cuándo empiezan pero no cuándo acaban viene como anillo al dedo. No en vano, los trabajos debieron acabar en septiembre de 2006, pero aún no están listos. Ahora la fecha de finalización es junio o julio.
Según el Ayuntamiento, el problema ha estado en que la primera empresa contratada, Joca Ingeniería y Construcciones, renunció al trabajo, por lo que se tuvo que reiniciar todo el procedimiento administrativo para volver a adjudicar la obra, ahora en manos de Vera Construcciones.
Los trabajos consisten en la reforma completa del monasterio y cuentan con un presupuesto de 2.270.000 euros. El proyecto de rehabilitación del edificio para su uso como centro cívico fue redactado por José García-Tapial y Fernando Sánchez, arquitectos de Urbanismo, si bien el presupuesto ha salido de las partidas del Área de Participación Ciudadana.
Contenidos. La intención del Ayuntamiento es que este centro cívico sea uno de los más singulares de los promovidos en la ciudad al integrar en su interior el espléndido claustro renacentista del siglo XVI del cenobio. Tendrá una superficie de 2.434 metros cuadrados y contará con sala de exposiciones, salón de actos, sala de lectura, diversos espacios para actividades culturales y talleres, así como un centro de interpretación de la historia del monasterio ubicado en las criptas subterráneas descubiertas.
Junto con las actividades de centro cívico, el lugar seguirá albergando iniciativas culturales y sociales, las mismas que hasta antes de las obras le han evitado un abandono que habría sido imperdonable por parte de su propietario, el Ayuntamiento.
