La arteria económica de Brenes se arregla tras años de quejas

Después de dos décadas de protestas, el Ayuntamiento asumió el arreglo de la vía con ayuda de la Junta y Diputación

El conocido Camino del Bodegón, tras la primera fase de las obras. Foto: Auxi Contreras El conocido Camino del Bodegón, tras la primera fase de las obras. Foto: Auxi Contreras El arreglo del firme del Camino del Bodegón ha ido pasando, a lo largo de los años, de una reivindicación a una utopía. Parecía imposible que esa carretera, que es la arteria económica de Brenes, pudiera estar de nuevo transitable sin peligros después de tantos años de lucha. Los diferentes gobiernos que han pasado por el consistorio han tenido esta tarea pendiente. Ahora, llegados a una situación extrema, el actual equipo ha tenido que tomar una decisión que antes se evitó a toda costa: asumir la propiedad del camino y arreglarlo por su cuenta. La historia de esta vereda se remonta a la construcción de las vías del AVE a su paso por la localidad de Brenes para la Expo de 1992. La antigua Renfe, ahora Adif, asfaltó dicha vereda para las obras de la alta velocidad y «al terminarlas, se desentendió de ella», tal y como relata el alcalde, Manuel Moreno, intentando poner en antecedentes la trayectoria de esta «pelea» continua. El resultado de esta maniobra no fue otro que en 1996 «el ayuntamiento se encuentra con una vía pecuaria asfaltada», lo que supone «el rechazo del Ministerio de Medio Ambiente a hacerse cargo de un camino que no podía tener firme». A partir de ahí comienza un calvario para las dos empresas que más empleo generan en la localidad y que mueven una flota de «casi 100 camiones diarios» y que la única alternativa que tienen es transitar por dentro del núcleo urbano, saliendo por un puente con menor anchura. «A lo que hay que sumar», apunta el concejal de Vivienda, Ordenación Vial y Calidad Medioambiental, Rosario Daza, «los vehículos que salen de la general de Madrid». Durante todos estos años, «las empresas han sido las que se han encargado de tapar los agujeros con zahorra que ellas mismas echaban», apunta Daza. Hasta antes del comienzo de las obras de adecentamiento, el alcalde contó 158 baches, con el consecuente peligro para el tráfico de turismos. Ante la situación límite por el estado de este enlace y la presión ejercida por las empresas, el equipo de gobierno decidió el pasado año «dar un paso al frente». El fallecido Francisco Gallardo, delegado territorial entonces de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente y el delegado del Gobierno de la Junta en Sevilla, Javier Fernández, aconsejaron que «la adquisición del camino era lo más efectivo». «Con las obligaciones que eso conllevará en el futuro para el ayuntamiento», señala Moreno, «pero que si no, se quedaba sin arreglar otros 20 años». De este modo, catalogan esta maniobra como «una decisión política» añadiendo que «había que echarse para adelante». Junto al cambio de propiedad se ha producido también una «mutación demanial, por la que se modifica su uso de vereda a camino», explica el concejal. El resultado es una vía municipal de ocho metros y medio de ancho de firme, del que ya están terminados 1,14 kilómetros y que ha financiado la Junta de Andalucía con 120.000 euros, a través del Plan Encaminados. La obra ha sido ejecutada por Tragsa. Los 600 metros restantes correrán a cargo de la Diputación, que abonará 70.000 euros para la finalización. Obras que no podrá realizar un empresario local porque «al tocar taludes de Renfe piden un aval de 60.000 euros», señala Daza, «lo que lo hace inviable para un pequeño constructor». «Ya nos gustaría», apostilla. El tramo estará «lo más pronto posible», según Moreno. Uno de los vecinos de las parcelas aledañas al camino, con entrada desde el mismo, asegura que la carretera «ha recuperado la vida», ya que hacía «mucho tiempo que no había ese tráfico».

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