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La ayuda que se envía se vende a precio de oro en bazares de la capital

La ayuda internacional enviada a Birmania no llega a muchos de los afectados por el ciclón Nargis porque es decomisada por las milicias progubernamentales para venderla a los mercados de Rangún. La noticia saltó el mismo día en que el jefe de la ONU, Ban Ki-moon, visitaba el país. Foto: EFE.

el 15 sep 2009 / 05:14 h.

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La ayuda internacional enviada a Birmania no llega a muchos de los afectados por el ciclón Nargis porque es decomisada por las milicias progubernamentales para venderla a los mercados de Rangún. La noticia saltó el mismo día en que el jefe de la ONU, Ban Ki-moon, visitaba el país para presionar a la Junta Militar.

A plena luz del día, varios tenderetes tienen apilados sacos de arroz con el emblema de la ONU y las siglas del WFP (Programa Mundial de Alimentos, PMA). Así puede verse, por ejemplo, en Theingyi Zei, el mayor bazar de Rangún. Otros puestos venden frutos secos y verduras en cajas que portan el sello Ayuda del Reino de Tailandia debajo de pegatinas con imágenes de altos jerarcas de la Junta Militar, entre ellos su máximo líder, el general Than Shwe.

Mientras decenas de cooperantes extranjeros del PMA esperan en Bangkok a que las autoridades birmanas les concedan un visado para viajar a las zonas devastadas por el ciclón, donde más se les necesita, los acérrimos del régimen y los comerciantes se lucran del material de emergencia donado por la comunidad internacional. Preguntado por la procedencia del grano, un comerciante, de origen indio, se limita a señalar su precio: 3.000 kyat por un cuenco, cifra equivalente a unos diez dólares al cambio oficial de moneda, algo menos de 3,5 dólares en el mercado negro y casi el doble de lo que se pagaba hasta ahora.

Antes de que Nargis arrasara hace tres semanas el sur de Birmania, un bol de arroz, la ración diaria habitual de una familia de cinco personas, costaba 800 kyat. Sin embargo, a los pocos días de la catástrofe, la escasez y el temor a una falta de abastecimiento duplicó su valor hasta los 1.600 kyat (1,70 dólares), pese a que cerca de la mitad de los 53 millones de birmanos subsiste con menos de un dólar al día. Y ése es el precio del cereal de peor calidad, recogido antes del ciclón o en los cultivos de la mitad norte del país, menos fértiles que el delta del río Irrawaddy.

La ONU. En estas circunstancias, la ONU hace lo que puede por intentar que la ayuda llegue a los damnificados, 2,5 millones de personas. El secretario general de Naciones Unidas fue ayer testigo de la destrucción causada por el ciclón. Sobre el terreno, Ban Ki-moon intentó presionar a la Junta Militar para que contribuya a la distribución de los alimentos.

Después de reunirse con el primer ministro birmano, general Thein Sein, quien le explicó que su Gobierno está a punto de poner fin a la prestación de la asistencia esencial, Ban sobrevoló en un helicóptero algunas de las áreas arrasadas por el devastador ciclón que atravesó el delta del río Irrawaddy, los días 2 y 3 de mayo y que dejó 77.738 muertos y más de 55.000 desaparecidos a su paso. El secretario general de la ONU insistió ante el primer ministro que Birmania tiene que dejar de desconfiar en la comunidad internacional.

"Confío bastante en que podamos superar esta tragedia", dijo, y aseguró que su misión en el país es estrictamente humanitaria.

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