Si se siembra suficiente remolacha, la azucarera cerrará tras su molturación en verano. Y si no, ya mismo. Ebro Puleva, que clausura otra planta en Cádiz y una tercera en Valladolid, sólo mantendrá en la localidad sevillana la destilación de alcohol, aunque buscará salidas laborales.
El cierre de la azucarera de San José de la Rinconada estaba cantado, al igual que el de la jerezana llamada Guadalcacín. Primero, porque el rendimiento de la remolacha en Andalucía es inferior al de Castilla y León, de ahí que Ebro Puleva haya optado por concentrar su actividad en esta última comunidad y dejar abierta en aquélla sólo una fábrica, en concreto la del Guadalete, también en Jerez de la Frontera. Segundo, porque los elevados costes del transporte de la remolacha aconsejan acercar las plantas de molturación a las zonas de cultivo, y Cádiz cosecha más que Sevilla. Y tercero, porque no hay que olvidar que, urbanísticamente hablando, es muy jugosa la céntrica ubicación de la factoría sevillana.
Tres compromisos adquiere la compañía que preside el sevillano Antonio Hernández Callejas: si los agricultores deciden cultivar esta campaña -las siembras comienzan ahora-, de La Rinconada seguirá saliendo azúcar en 2008, aunque en 2009 el cerrojazo será definitivo, se mantendrá la producción de alcohol y la plantilla que sobre se recolocará.
Según datos de la empresa, son 104 los trabajadores fijos, de los que 30 están asignados a la elaboración de alcohol. Por tanto, serían 34 a los que habría que buscar salida, empleándolos en otras fábricas -¿sólo en Cádiz o también en otras del grupo agroalimentario?-, mientras que para los fijos discontinuos, que son los contratados durante la campaña de la remolacha y que suman 69 según la firma y más del centenar según los sindicatos, no se contemplan alternativas laborales.
"La fábrica molturará o no el próximo verano en función de la remolacha que finalmente decidan sembrar los agricultores", indican fuentes del grupo. En otras palabras, se pasa la remolacha caliente al campo, y de éste ayer mismo cosechó respuesta. Con su plan, dijo la organización agraria COAG de Andalucía, Ebro Puleva "condena a la muerte" a una buena parte del sector remolachero andaluz.
Pero, ¿por qué esa referencia a lo que los agricultores hagan o dejen de hacer? La reforma comunitaria para el azúcar obliga a España a reducir a la mitad su cuota. Ebro es la mayor productora y, por tanto, la que ha de soportar el mayor revés. Por ello, la reestructuración que plantea supone amortizar 354.538 toneladas para la campaña 2009-2010, que es el 47,8% de la cuota inicial que tenía asignada.
La reforma azucarera, que en teoría es agrícola pero que en la práctica conlleva una auténtica reconversión industrial, incentiva al remolachero para que se olvide de las siembras con 40 euros por tonelada abandonada, que se traducen en un mínimo de 2.200 euros y un máximo de 4.000, en función del rendimiento de las tierras. El agricultor que decida continuar, por su parte, recibirá 6 euros por tonelada en ayudas.
La de San José de la Rinconada es una de las tres fábricas que se cierran. Las otras son Guadalcacín y Peñafiel, esta última en la provincia de Valladolid. 196 son los empleados fijos que suman las dos plantas andaluzas, y 291 en total. Si se agregan los fijos discontinuos, el grupo habla de 540, y los sindicatos, el doble. Quedarán abiertas cuatro azucareras, todas en la zona norte, la más productiva.
Al igual que los agricultores, la industria recibe también fondos europeos para la reconversión. Con ellos, Hernández Callejas se compromete a invertir 36 millones en una planta de biodiésel -ya vieja de tanto anunciarse- en la pedanía jerezana de Jédula, 30 millones en ampliar la refinería de azúcar de Guadalete y 6,6 millones en silos, también en Cádiz.