Local

La balanza de la libertad

El único tendero de Guadalimar -ese pueblecito andaluz sobre el que escribía el miércoles anterior- tenía la balanza trucada como los jefes de los silos franquistas. Los sileros para que pesase menos el trigo que recibían...

el 15 sep 2009 / 01:10 h.

El único tendero de Guadalimar -ese pueblecito andaluz sobre el que escribía el miércoles anterior- tenía la balanza trucada como los jefes de los silos franquistas. Los sileros para que pesase menos el trigo que recibían, que es como lograron algunos la propiedad de buenas fincas, y el tendero para que pesasen más garbanzos y lentejas, que entonces se vendían a granel, y así añadía ganancias a otras formas por las que no se podía protestar. Los precios eran mayores que en la tienda más cercana, que estaba a seis kilómetros por una carretera sin asfaltar, y el fiao lo anotaba en un papel de estraza en el que hacía las cuentas del Gran Capitán. La casualidad quiso que me encontrase con el tendero en Marbella, donde tiene su magnífica residencia. Le falta un espejo para ver el rostro de sus inmoralidades y le sobra discurso contra la corrupción como si no fuera Zapatero el que tomó medidas para empezar a poner en orden ésta y otras ciudades.

El caso es que retorné a Sevilla convencido de que esa jeta es igual a la de un personaje conocido al que he localizado ahora leyendo la relación de periodistas que firman un manifiesto titulado Por la convivencia, por la libertad. La coincidencia física del tendero y Urdaci se prolonga a la capacidad de manipular la verdad y la carencia de espejo para reconocer la dureza de su cara. Urdaci reclama la vuelta a la política basada en la tolerancia y la denuncia de los excesos de poder, como si no hubiera sido su persona el jefe de los informativos de Televisión Española en el período de mayor manipulación a favor del PP, con tan graves manejos que fue condenada por la Justicia española. Una añoranza desvergonzada y amoral porque ahora Televisión Española está arregladita gracias a Zapatero, tanto que facilita el acceso al medio a sus más acerados críticos y enconados detractores. Podrá criticársele por la corbata o las cejas, pero en cuanto a la libertad de expresión es reprobable trucar la balanza como el tendero de Guadalimar.

Periodista

daditrevi@hotmail.com

  • 1