Si está buscando casa a buen precio, ojo. Emilio Botín, Francisco González, Isidre Fainé o Miguel Blesa, entre otros, podrían ser sus futuros caseros. Son los presidentes de bancos y cajas que, para sar salida a sus stocks de pisos, compiten en ofertas, que llegan hasta el 50% del valor inicial. Pero hay que saber buscarlos.
Sevillana calle Candelas, piso con 53 metros cuadrados, dos dormitorios, 90.000 euros. Vende, Aliseda, filial del Banco Popular. En la misma ciudad, en Pino 35, Anida, del BBVA, oferta una vivienda de 48 metros cuadrados por 40.000 euros.
No son anuncios de hace cinco años, son las nuevas ofertas de las bancoinmobiliarias, la fórmula de las entidades de crédito para dar salida al mare magnum de inmuebles que acaparan ante el aumento de la morosidad.
Y es que sus carteras de inmuebles están a rebosar. Por un lado, a causa del goteo del embargo a particulares que tiempo atrás acudieron a sus sucursales a pedir. Por otro, a las promociones que sustituyen a los pagos de los promotores inmobiliarios caídos en desgracia.
Este negocio se asienta en un círculo vicioso. Si las viviendas no se venden, principalmente porque no se conceden hipotecas, las inmobiliarias tienen que recurrir a las entidades. La banca, en lugar de dar crédito, compra los stocks de las empresas asfixiadas. De este modo, promoción a promoción, el intrusismo de los bancos logra monopolizar, en la actualidad, más de 7.000 millones de euros en ladrillo. Para comercializar los inmuebles cuentan con una gran ventaja, pueden rebajar los precios hasta hacerlos los más competitivos.
Se dan dos canales. Las viviendas que otrora pertenecieron a particulares, que suelen encontrar nuevos habitantes en las subastas judiciales. Y en una segunda vía, están los que les gusta pisar sobre seguro. Así, las nuevas construcciones con descuento se ofrecen, primero, a los propios trabajadores de la casa. No en vano, el director de la sucursal conoce al dedillo las posibilidades del interesado.
Así, los descuentos practicados por los bancos pueden llegar hasta el 50%, siendo el 40% el porcentaje más frecuente.
Altamira, del Santander fue la pionera. Creada para la ocasión, ya atesoraba al cierre de 2008 activos que sumaban más de 2.600 millones. Sus rebajas a empleados y familiares van del 20 al 30%.
De manera similar, Banesto desempolvó a la vieja Urbis (vendida a Reyal) para formar Promodomus y canalizar sus 1.100 millones en inmuebles con descuentos para su plantilla. Otro que tira de sus empleados es el Sabadell que a través de su inmobiliaria, Solvia, les ofrece 65 viviendas un 25% más baratas.
La Caixa no hace tanta selección y ha puesto a la venta 3.000 pisos con rebajas de hasta el 30%, trabajes o no para la entidad. Por su parte, Caja Madrid, mediante el portal Reser, tira la casa por la ventana y vende a particulares sus viviendas y locales con descuentos de hasta el 40%.
