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La banca salvaje y que financia todos los males abrió la Berlinale

La banca no sólo es corrupta, sino que además financia el terrorismo, los atentados, el tráfico de armas y todos los males de este mundo: así la presenta International: dinero en la sombra, el thriller que abrió ayer la Berlinale y que trajo como primera gran presencia al actor británico Clive Owen.

el 15 sep 2009 / 22:14 h.

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La banca no sólo es corrupta, sino que además financia el terrorismo, los atentados, el tráfico de armas y todos los males de este mundo: así la presenta International: dinero en la sombra, el thriller que abrió ayer la Berlinale y que trajo como primera gran presencia al actor británico Clive Owen.

"Es un filme hecho mucho antes de que nadie imaginara la crisis financiera que se nos vino encima y en el que la banca es ya la personificación del diablo, hasta un punto paranoico", explicó su director, el alemán Tom Tykwer. "Mi tema no es la crisis, sino un sistema demoníaco sobre el que monto todo un modelo social", añadió el realizador, acompañado en Berlín por Owen, el agente Salinger en su film, así como por Armin Mueller-Stahl, un ex oficial de la Stasi metido a asesor de esa banca maligna.

"No me veo como un especialista en supervivencia a tiroteos dramáticos", dijo Owen, a pesar de que eso exactamente es lo que hace en sus 118 minutos del filme. "Elijo mis papeles por el director, esta vez le tocó a Tykwer", añadió, tras tomarse con grandes risas las repetidas comparaciones acerca de la similitud física entre ambos.

Fuera de concurso, The international brindó a Tykwer por segunda vez -tras Heaven, en 2002- el honor de abrir el festival, ahora con una superproducción que lleva al espectador por medio planeta, mientras Salinger y su compañera de armas -Naomi Watts- persiguen a los banqueros.

Desde la Estación Central de un Berlín lluvioso, como mandan los cánones, hasta sedes banqueras de Luxemburgo, la película es un recorrido entre fríos edificios de acero y cristal, mientras a Owen se le van muriendo en los brazos, a borbotones, sucesivos colegas y hasta algún matón. De Berlín a Lyon, luego a Nueva York, después a Milán, más tarde en un hermoso acantilado italiano, o en persecución vigorosa por los tejados de Estambul, Tykwer demuestra que lo suyo es filmar, aunque el guión resulte algo sobrepasado y hasta dé la impresión de que los únicos individuos dignos son la mafia auténtica, la de toda la vida.

Owen, guapo y mucho más aseado en Berlín que en el filme, donde por mucho que cambie de escenario no pasa por la ducha, cedió el honor de los mejores aplausos a su colega alemán, quien tenía ganadas de antemano las simpatías de los presentes. "La diferencia entre la vida y la ficción es que ésta última necesita tener sentido", dice en un momento el personaje de Mueller-Stahl. Tykwer trata de seguir esta consigna, en un thriller que se queda a las puertas de la denuncia. A Tykwer se le recibió con algún abucheo y pocos aplausos en el pase de prensa de la Berlinale, que desde luego no abrió entre los apretujones que se vivieron el año anterior con Shine a light y los Rolling Stones como estrellas absolutas.

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