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La basura ayuda a salir de la crisis

Nace una empresa de recogida de contenedores individuales.

el 03 abr 2011 / 18:34 h.

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Jacinto Oliva sentado sobre uno de los cubos de basura.
La crisis agudiza el ingenio. Y si no, que se lo digan a Jacinto Oliva, un sevillano al que tras quedarse en paro se le ocurrió la idea de montar su propia empresa. Se trata de un negocio muy singular y cuanto menos ocurrente. La empresa se dedica a la recogida y limpieza de cubos de basura, los llamados contenedores individuales, de las comunidades de vecinos del casco antiguo.


Y ha funcionado tan bien que ya ha sobrepasado su primer año de vida. "Soy vecino del centro y cuando el Ayuntamiento de Sevilla implantó la normativa con la que se prohibían los contenedores convencionales, la gente protestó mucho porque no sabía qué hacer con su basura", cuenta. "Los vecinos tenían que arreglárselas para sacar la basura a las horas permitidas, recogerla y turnarse entre ellos, así que se me ocurrió hacerlo yo", señala.

Un billete de 20 euros fue el capital inicial de tan pintoresco negocio. "Mi hermano me ayudó a diseñar un folleto que ofrecía mis servicios, fui a la papelería del barrio e hice cientos de fotocopias que repartimos, y esa misma tarde me llamó mi primer cliente", relata sonriente.

Hoy día cuenta con más de 50 comunidades de vecinos que requieren de los servicios de Sevilla al Cubo, que es el nombre que le puso a la empresa. "Estoy contento porque tengo un trabajo y un sueldo", reconoce. "Dado el volumen de trabajo me vendría bien contratar a alguien, pero pago muchos impuestos, por lo que me resulta imposible", agrega. En su opinión, la competencia desleal también es un problema dentro de su negocio. "Hay gente que recoge los cubos de basura de forma ilegal a precios más económicos, pero yo he querido hacer las cosas bien y me he dado de alta como autónomo, lo cual es costoso", apostilla.

Como trabajador incansable que es, su jornada laboral comienza por la mañana muy temprano. Inicia las mañanas como concluye las noches: con sus cubos de basura. Desde las 6.00 hasta las 8.30 horas los guarda, y después, a las 20.00, otra vez la rutina, toca sacarlos y así, día tras día. Las tardes las dedica a la búsqueda de clientes o como él dice "a hacer marketing entre vecinos y amigos".

La basura no entiende de horarios ni de vacaciones, por lo que trabaja todos los días. "Trabajo los 365 días del año, igual que la empresa municipal Lipasam, y desde que comencé no he tenido ni un día libre, la basura no perdona ni las vacaciones, ni la feria ni la Semana Santa", comenta.

Por una módica cantidad, 50 euros por cubo de basura y 70 si se contratan dos, recoge los contenedores individuales, los saca y se hace cargo de posibles sanciones -siempre que sea responsabilidad suya- así como si alguno desaparece. "Si multan a la comunidad de vecinos por un error mío, yo me hago responsable de la sanción", explica.

La comodidad no tiene precio, bueno en este caso sí, 10 céntimos. Y es que, éste es el precio que cada vecino paga diariamente por contratar los servicios de Sevilla al Cubo y olvidarse de este modo de sacar la basura.

Cada comunidad de vecinos tiene un contrato por un tiempo de seis meses que renueva periódicamente. "Yo creo que los vecinos están muy contentos con mi trabajo. Ellos solamente tienen que echar la basura y de lo demás se olvidan. De hecho, hay comunidades de vecinos que me contrataron hace un año y aún no nos hemos visto. Buena señal, de que no hay problemas y todo funciona correctamente", interpreta el empresario.

"Mi empresa es apolítica y no subvencionada", apunta. Y es que desde comenzó su andadura con los contenedores individuales no ha recibido ayuda de ningún organismo. Con poco dinero pero con mucho empeño ha conseguido crear su propia empresa y mantenerla viva, lo cual no es tarea fácil y más aún en los tiempos que corren.

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