Una tropa de energúmenos, de interesados en crear un problema azuzando a incautos y gente desinformada y detrás de ellos unos políticos sin escrúpulos han abierto una batalla política y ciudadana a cuenta del llamado canon digital. Algo impensable en países cultos y serios se está produciendo aquí.
Los creadores de cualquier sitio han logrado desarrollar su trabajo gracias a la asistencia de las llamadas entidades de gestión de sus derechos de propiedad intelectual. Y gracias al fondo que se distribuye entre ellos, la llamada remuneración, cuyos fondos salen del canon de copia privada de los usuarios de soportes de grabación y reproducción, los artistas han podido ver compensado económicamente con cierta dignidad su trabajo creativo.
Así lleva pasando desde la aparición y generalización del consumo de cintas de video. Y ahora pretende aplicarse a los nuevos soportes digitales.
Es el modo más eficaz y razonable que se ha encontrado para que los derechos de los creadores no sufran por la grabación de sus obras para consumo privado por lo que resulta imposible exigir en cada caso el pago de los derechos de propiedad intelectual que les asiste. Y con discursos demagógicos, con esa finalidad tan tétrica de piratear votos, se intenta dejar a la intemperie a un montón de artistas que se ven zarandeados, insultados (¡Muera la inteligencia!) por una gente que ni entiende ni desea entender lo que se pretende proteger, los derechos de los artistas españoles.
