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La Bolsa resiste pero la prima cierra en máximos

La incertidumbre sobre el posible rescate de España ha disparado este lunes el interés de los bonos españoles a diez años por encima del 7,5%, lo que ha llevado a la prima de riesgo a un nuevo récord de 644 puntos básicos, y ha disparado el coste de financiación a 3 y 5 años más allá del umbral del 7%.

el 23 jul 2012 / 18:15 h.

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La de ayer fue una jornada de infarto en los mercados financieros, tanto como para obligar a una urgente intervención de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV o regulador) para vetar las operaciones más especulativas durante los próximos tres meses que atañen a todas las compañías cotizadas en la bolsa española. Son compras y ventas inmediatas, las primeras cuando están los precios bajos, las segundas cuando suben y se teme una pronta caída, y que imprimen una gran volatilidad al parqué. Pero cuidado, no estamos hablando de duda pública ni tampoco de prima de riesgo, aunque el incremento de esta última contamina a las cotizadas, dado que se invierte en empresas de un país atacado.

Esto explica que la decisión de la CNMV amortiguara una nueva debacle en la bolsa –el índice Íbex 35 llegó a perder la barrera de los 6.000 puntos, dejando atrás todo lo ganado desde 2003, es decir, en nueve años–, pero no la prima de riesgo, que siguió campando a sus anchas porque los especuladores ya acarician la posibilidad de un rescate global de España a manos de los socios de la Unión Europea (UE) y también del Fondo Monetario Internacional (FMI). O para que se entienda: como confían en ese auxilio, a mayor interés por su inversión en deuda soberana mayores ganancias.

En el Gobierno insisten en que no se pedirá el rescate –que equivaldría a una intervención plena de la economía española, que habría de acometer recortes adicionales en su presupuesto–, pero lo cierto y verdad es que distintas comunidades autónomas están llamando a las puertas del Estado y piden dinero porque no poseen liquidez, no sólo para sus próximos vencimientos de deuda regional, sino también para pagar a los proveedores e incluso las nóminas de sus empleados públicos. Y eso no traslada precisamente una imagen de calma a los mercados. España está, por tanto, en una encrucijada y sigue encomendándose al Banco Central Europeo (BCE) para que compre bonos, siendo la respuesta la misma: no.

El ministro de Economía, Luis de Guindos, descartó ayer con rotundidad la posibilidad de que España reciba un rescate total, y aseguró que la “irracionalidad” de los mercados solo puede ser abordada con determinadas actuaciones muy específicas que van más allá de los gobiernos.
“Por supuesto”, respondió a los periodistas cuando se le preguntó si podía descartar un rescate a pesar de que, justo a esa hora de la mañana, la prima de riesgo superara otra cota histórica, la de los 640 puntos, con una rentabilidad por el bono a diez años por encima del 7,5%.

Lo que se está viviendo, según De Guindos, es una situación de “enorme incertidumbre” que lleva a planteamientos “irracionales” y a situaciones de extremo nerviosismo que solo se pueden abordar con actuaciones que superan las competencias de los socios europeos, en una velada referencia al BCE.
Y durante su intervención en la Comisión de Economía del Congreso, el ministro explicó que España no será rescatada porque se diferencia de otros Estados auxiliados por ser competitivo y tener capacidad de crecimiento, aunque ahora no haya muchos elementos para el optimismo.

Parecida opinión era la del comisario de Competencia. Joaquín Almunia sugirió ayer al Gobierno de Mariano Rajoy que solicite que el fondo de rescate europeo compre deuda de España e Italia para así rebajar la tensión en los mercados, tal y como se acordó en la última cumbre de socios.
El también vicepresidente de la Comisión consideró que España “no necesita” un rescate completo para toda la economía pero destacó que el Ejecutivo debería hacer “el máximo posible” en materia de ajustes y de reformas para cargarse de razón a la hora de solicitar ayuda a la UE.

El runrún. Las especulaciones sobre el rescate han empezado ya, después de conocerse que Luis de Guindos se entrevistará hoy con su homólogo alemán, Wolfgang Schäuble, si bien el ministro español se encargó de matizar que no es una reunión extraordinaria, sino que estaba prevista en sus respectivas agendas. Pero el runrún se instaló y no se disipó.
No en vano, se acrecentó al saberse el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y el máximo responsable del BCE, Mario Draghi, mantuvieron un almuerzo de trabajo para discutir la respuesta de la UE a la crisis de deuda. 

Pero el portavoz del Ejecutivo comunitaria, Alejandro Ulzurrun, se encargó de matizar que se trataba sólo de un almuerzo de trabajo en el marco de los contactos regulares entre los presidentes de las dos instituciones. Nada más (y nada menos).
El Gobierno de Rajoy, por su parte, ha desplegado una amplia ofensiva diplomática para frenar el acoso a la deuda española. Esta ofensiva incluye contactos con Estados Unidos, Francia y Alemania, entre ellos el citado encuentro de De Guindos y Schäuble.
En cuanto a los números que ayer helaron los cuerpos, el Íbex, que llegó a caer por encima del 5% durante la jornada, logró frenar otro hundimiento gracias a la suspensión de las posiciones cortas. que, ya han avisado los analistas, “no es la solución al problema”. El selectivo cerró la sesión con una bajada del 1%, a 6.100 enteros, con la prima a 631 puntos y el interés de los bonos en más del 7,5%.

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