En un momento en el que la inversión pública de la Junta es raquítica -ha caído otro 21% este año- la Consejería de Fomento, una de las grandes damnificadas por los recortes, ha priorizado el escaso dinero que hay para impulsar el transporte público colectivo, principalmente metros y tranvías -las carreteras se aparcan sine die-. Pero el avance de estas infraestructuras también está amenazado. El departamento que dirige Elena Cortés (IU) denuncia los obstáculos y las trabas que están poniendo los ayuntamientos del PP, sobre todo los de las capitales, para hacer realidad estas obras. Los consistorios populares, por su parte, se quejan de que algunos proyectos han cambiado sensiblemente y acusan al Gobierno andaluz de "incumplimientos e incapacidad" para sacar adelante las infraestructuras.
En realidad lo que hay sobre la mesa, además de la confrontación entre administraciones de diferente color, son dos modelos distintos de entender la movilidad en la ciudad. La consejería de Elena Cortés tiene muy claro que solo va a potenciar el transporte público colectivo, en alianza con el peatón y la bicicleta. El presupuesto de movilidad es el único que resiste la tijera y sube un 13%. El principal problema con los ayuntamientos del PP surge del vuelco que IU le ha dado a proyectos cerrados hace años con el PSOE por la sencilla razón de que algunas obras resultan ahora económicamente inasumibles. Es el caso del Metro de Sevilla, que este año se queda sin dinero de la Junta para iniciar tramos de las líneas 2 y 3 y solo se destinarán 50,5 millones para la explotación de la línea 1, un coste que Andalucía exige al ministerio que asuma, como hace con otros suburbanos. El PP recuerda que la anterior consejera, Rosa Aguilar, se comprometió a abordar los trabajos de las nuevas líneas.
También aceptó Aguilar el soterramiento del Metro de Granada por el Zaidín, una idea que los responsables actuales de la consejería consideran descabellada porque supone un gasto extra de 23 millones y un retraso de 24 meses. La obra, que lleva años de retraso y que mantiene el centro de Granada abierto en canal, está acabando con la paciencia de vecinos y ayuntamiento. El alcalde, José Torres Hurtado, aceptó a regañadientes la fórmula de Fomento -que el paso del metro por el Zaidín se revuelva al mismo nivel que el vehículo motorizado- pero le reclama el pago de compensaciones, como las reparaciones de los viarios durante la construcción. En 2013 la Junta invertirá 215,5 millones en esta infraestructura.
90,3 millones recibirá el Metro de Málaga, la obra que más enfrenta al Ejecutivo autonómico y el PP en estos momentos. El alcalde, Francisco de la Torre, ha llevado dos veces a pleno el rechazo a que el metro atraviese el centro en superficie. Inicialmente su trazado era subterráneo, pero la alternativa ideada por el equipo de Elena Cortés contempla que el metro salga a superficie entre las estaciones de Guadalmedina y La Malagueta, una fórmula que ahorrará, según sus cálculos, 438 millones de euros y que, sobre todo, es más sostenible desde el punto de vista económico y medioambiental, defienden. Sin embargo, el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, dejó claro el viernes, en contra de las tesis de la consejería, que el Metro de Málaga no tiene "problemas de financiación" y abogó por "forzar el diálogo" entre la Junta y el ayuntamiento, después de que el alcalde haya amagado con acudir a los tribunales si el metro sale a la superficie por el centro.
Fomento culminará en abril el proyecto y se lo presentará a De la Torre, que se opone frontalmente a la propuesta de IU. Ha lanzado una campaña de recogida de firmas con el lema metro sí, tranvía no y critica que la solución de la Junta transformará el paisaje de la ciudad, provocará problemas de tráfico y afectará al recorrido de la Semana Santa y de la cabalgata de Reyes.
Alternativas // El tren tranvía de la Bahía de Cádiz recibe una inyección este año de 46,3 millones, pero esta obra también está en stand by por la negativa del alcalde de Chiclana, Ernesto Marín, de aceptar el trazado de la Junta. Propone otro alternativo que, según la consejería, implicaría una demora de 33 meses sobre los plazos previstos y desaprovecharía los trabajos hasta ahora realizados.El caso de Jaén es el que el PP considera "más sangrante". La obra del tranvía terminó el 2011 tras una inversión de 100 millones, pero no funciona porque el ayuntamiento de José Enrique Fernández de Moya no puede asumir los cinco millones de euros que le cuesta al año. Esta obra es un ejemplo del derroche con el que se diseñaban las infraestructuras en época de vacas gordas. Otro caso llamativo es el del tranvía de Vélez-Málaga, inaugurado en 2006 y que ha funcionado hasta ahora. El consistorio tampoco puede mantener su coste. Ante la "impasividad" de la Junta, el regidor, Francisco Delgado, ha decidido alquilar los vagones a la ciudad de Sidney (Australia).
