Tal vez haya una explicación por cada feriante sobre la razón que lleva a pisar el albero el sábado, aunque una de las teorías más seguidas es la de Ignacio Fernández, un albañil de 28 años que está en paro: "La cosa no está para gastar mucho dinero, así que mis amigos y yo sólo podemos ir un día", señala.
Ignacio, como muchos nazarenos, decidió que ese día fuera el sábado "porque si elegimos el jueves o el viernes, luego puede que te entren ganas de ir, y el plan de ir un solo día se va al garete", dice entre risas. Su amigo Jaime matiza: "Una vez que estamos en la Feria ya no se quiere mirar el bolsillo y nos quedaremos hasta que el cuerpo aguante, que es como se disfruta de verdad".
Muchos nazarenos decidieron lo mismo, pero con otro matiz. Juan José Gutiérrez, un hostelero de 59 años, cree que "lo que pasa es que muchos trabajamos en Sevilla, y teníamos que ir a tajo. Cuando se es joven sí que se va de trabajar a la caseta, pero los años pesan y no puedo hacer eso".
Pero si en algún sitio había ilusión por esta Feria ha sido en la hermandad de la Cena. Este año han disfrutado de su propia caseta, que es la antigua del consejo de hermandades. Tras la vuelta a la normalidad de la corporación, recuperó su sitio en la Feria como hace un mes lo hizo en la Semana Santa. Para Juan Bando, el hermano mayor en funciones, el hecho de recuperar el nombre tras dos años "da una seguridad enorme, muestra que las cosas van bien y que pronto tendremos nuestras reglas y elecciones", explica. Juan miraba a los miembros de la hermandad divertirse y declaraba: "es bonito ver a todos divertirse y volver a la convivencia de la hermandad".
Juan aun no desvela si se presentará al cabildo de elecciones o no. Tan sólo se limita a decir que está "contento con el trabajo y con la aprobación de las reglas".