Después de prácticamente una década sin ser vista, la cabra montés vuelve a saltar por la provincia de Sevilla. En concreto, la Consejería de Medio Ambiente confirma que hay ejemplares en la sierra de Osuna.
Es la primera vez en mucho tiempo que se puede confirmar la presencia de la capra pyrenaica en la provincia de Sevilla, en Osuna y en Tablón (El Saucejo). Y también en Córdoba, en concreto en las sierras de Alfayate y Rute.
Todo esto se suma al incremento constante y generalizado de las poblaciones en la comunidad autónoma desde que en 1998 se iniciara un seguimiento permanente de esta especie por parte de la Junta de Andalucía.
En cualquier caso, en estas dos provincias todavía no está contabilizada la presencia de este ungulado, del que sólo se tiene cuenta de pequeñas poblaciones estables de reciente colonización.
De entre las provincias de Andalucía es Granada la que cuenta con un mayor número al haberse registrado la existencia de más de 15.000 ejemplares, fundamentalmente en el entorno de Sierra Nevada. Jaén, con unos 5.700 ejemplares, y Almería, con 5.200, son las siguientes provincias en cuanto al número de cabras monteses. Málaga supera las 4.000, mientras que en Cádiz se encuentran alrededor de un millar de ejemplares.
Medio Ambiente tiene previsto para el próximo año un presupuesto de 450.000 euros destinado enteramente al Programa de Gestión de la Cabra Montés, cifra que supone un incremento cercano al 40% respecto a 2006 y que, según los expertos, está dando muy buenos resultados como lo prueba la aparición de la especie en lugares donde hasta ahora no se habían contabilizado.
Andalucía cuenta actualmente con la mayor población mundial de esta especie, con más de 36.000 ejemplares repartidos en 30 núcleos poblacionales. En total, el 11% de los hábitats de montaña están poblados en mayor o menor medida por ejemplares de cabra montés.
En cualquier caso, hay que tener en cuenta que a estas cifras se une el hecho de que el incremento y la dispersión marcan la tendencia de dichas poblaciones de ungulados.
Se trata de una especie de singular belleza que puede alcanzar una altura de 90 centímetros y una longitud de 145 y pesar hasta 120 kilos en el caso de los machos.
Suele separarse en grupos de sexos que pueden rondar los 30 individuos: los machos por un lado y las hembras junto con los jóvenes, por otro. Destaca que en los rebaños de machos no hay cooperación ni jerarquía, mientras que el grupo de las hembras suele estar mandado por una adulta que organiza el rebaño.
Destaca que se mueve con increíble agilidad por las paredes rocosas prácticamente verticales, gracias a unas pezuñas cuya parte interna es antideslizante, para evitar los resbalones, y sus puntas muy duras, para el agarre.
