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La caída de maestros menores de 30 años marchita la escuela andaluza

El 33% de los docentes supera los 50 años y menos del 5% se sitúa por debajo de la treintena

el 08 dic 2014 / 11:57 h.

INSTITUTOJaime Ruiz / Daniel Cela Andalucía es la tercera comunidad donde hay más profesores mayores de 65 años en activo (235), por detrás de Galicia (387) y Madrid (248). Se trata del 0,24% del profesorado andaluz en centros públicos según datos del curso 2012/2013 –los últimos publicados– procedentes del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Es un porcentaje pequeño, teniendo en cuenta que en los centros escolares de la comunidad había 97.380 docentes impartiendo clases el curso pasado. Sin embargo, el paulatino envejecimiento de la plantilla de maestros andaluces, unido a las limitaciones legales para sustituir a los docentes jubilados (en los últimos cuatro años la tasa de reposición ha estado limitada al 10%) es notorio en esta región: unos 2.250 maestros –el 2,5%– tienen entre 60 y 65 años y alrededor de 29.200 docentes –el 30,5%– se sitúan en la franja de 50 a 59 años. Al otro lado del espectro, el que contabiliza los docentes menores de 30 años, se refleja una tendencia similar. De los 96.166 profesores andaluces en activo durante el curso 2012/2013, sólo 4.700 (4,9%) estaban por debajo de la treintena. Los datos cobran perspectiva si se comparan con las estadísticas del curso 2005/2006, las más antiguas disponibles. En este sentido, el número de docentes menores de 30 años ha disminuido en ese lapso de tiempo casi a la mitad desde los 8.600 iniciales. Por el contrario, los mayores de 50 años aumentaron de 25.500 a 31.600 (33%) en esos siete cursos, poniendo de relieve el envejecimiento de la comunidad docente pública andaluza. Hace unos años, antes de que la crisis dejara el sistema educativo en el chasis, el envejecimiento de la plantilla docente era una preocupación palmaria de los Gobiernos andaluz y central. En 2011, último año del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, el Ministerio de Educación y el de Hacienda descartaron prorrogar el modelo de jubilación voluntaria anticipada que, durante los últimos cinco años, había permitido a los profesores retirarse a partir de los 60 años (en vez de esperar a los 65) con el 100% de su pensión. En Andalucía se acogieron a esta fórmula más de 12.500 profesores. Hoy son los sindicatos de enseñantes quienes claman por renovar la plantilla a medio y largo plazo. Se mezclan dos conceptos: por un lado, las jubilaciones conllevan oferta pública de empleo, y esto choca con las limitaciones presupuestarias que ha traído la crisis. Por otro lado, rejuvenecer la plantilla es, para algunos, sinónimo de revitalizar la enseñanza. Un reciente informe de CCOO sobre el envejecimiento del profesorado señala que, más allá del «gran valor» que añade la edad por la «experiencia acumulada», la «sobrecarga de tareas docentes» y la falta de «formación continuada» en el profesorado «aumenta las dudas sobre la calidad presente y futura de la enseñanza pública». En este sentido, el secretario general de la Federación de Enseñanza de CCCO en Andalucía, José Blanco, señala que tanto la «no cobertura de todas las jubilaciones» como la «alta tasa de inestabilidad del profesorado» suponen un «grave peligro para la educación». Además, entre las consecuencias del envejecimiento del cuerpo docente destaca la «mayor dificultad para adaptarse a las nuevas tecnologías, cada vez más presentes en las aulas, y al bilingüismo». El 87% de profesores no prolongará su vida laboral El sindicato CSIF-A, que acaba de revalidar y aumentar su mayoría como organización más representativa en las elecciones sindicales de enseñanza, acaba de presentar un informe sobre el profesorado en el que se retrata el estado anímico de la plantilla y cómo éste repercute en su trabajo. Más de 800 docentes de Secundaria respondieron a unos cuestionarios sobre diversos asuntos, arrojando conclusiones como que el 98% de los profesores de institutos encuestados se siente desmotivado en la escuela, y que el 87%, tanto de Primaria como de ESO, asegura que no prolongará su vida laboral. Los motivos de esta falta de motivación en las aulas, apunta el sondeo, tienen que ver sobre todo con el «deterioro progresivo» de las condiciones laborales y de las dificultades intrínsecas de la labor educativa con estudiantes en esta franja de edad. Los recortes que ha sufrido el sistema escolar, singularmente la merma en la plantilla docente, han agudizado el síndrome del profesor quemado. Otras de las razones que aparecen en el informe son la falta de respeto del alumnado hacia el maestro, el aumento del horario y la sobrecarga burocrática y la falta de apoyo de la administración (el 92% no se siente respaldado por la Consejería de Educación). El 75% de los encuestados cree que la excesiva burocracia es uno de sus principales problemas en el trabajo, el 67% habla de falta de respeto del alumnado y el 64% se queja de su comportamiento en clase. El apoyo que prestan los padres de los alumnos a los docentes preocupa al 44%, y los problemas de convivencia afectan a más del 77% de entrevistados.

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