Economía

La caída del precio convierte otra vez al aceite en producto 'gancho'

El litro de aceite de oliva, a menos de 2,5 euros en las estanterías comerciales. La tendencia a la baja la lideran las 'marcas blancas' (de las cadenas de distribución) y las grandes envasadoras se ven arrastradas so pena de perder cuota de mercado. ¿Síntoma de una nueva guerra de precios?

el 14 sep 2009 / 22:56 h.

El litro de aceite de oliva, a menos de 2,5 euros en las estanterías comerciales. La tendencia a la baja la lideran las 'marcas blancas' (de las cadenas de distribución) y las grandes envasadoras se ven arrastradas so pena de perder cuota de mercado. ¿Síntoma de una nueva guerra de precios?

Como está cara la leche, el aceite de oliva ha vuelto a convertirse en un producto gancho en las grandes superficies, en cuyos folletos publicitarios el precio de las marcas blancas (etiquetas de las propias cadenas de distribución) se acerca al nivel que se registra en los mercados de origen (agrarios o a salida de almazara).

Tal estrategia para atraer a los consumidores fue prácticamente abandonada hace tres años, cuando la escasez de cosecha y los movimientos especulativos impulsaron la cotización en origen a récords, con unos máximos que, a lo largo de enero y febrero de 2006, superaron con holgura los 4 euros por kilo. Y aunque algunas envasadoras intentaron aguantar este tirón y no trasladarlo al consumidor, con la consiguiente mella en sus márgenes de beneficio, lo cierto y verdad es que tuvieron que claudicar y encarecer, pues, la botella en los lineales comerciales.

Así, el litro -no el kilo, medida esta última que rige en las operaciones hechas en las almazaras- se colocó por encima de 4,25 euros, el virgen alcanzaba los 4,50 y los vírgenes extra rozaban la psicológica barrera de los cinco. Y con tales valores, el atractivo como producto gancho era nulo.

Corrían los inicios 2006, pero a partir de primavera se inició en los mercados agrícolas un descenso que, salvo algunos repuntes esporádicos, culminó en el otoño con todas las cotizaciones por debajo de los 3 euros por kilo. Y desde entonces, la horquilla ha oscilado entre los 2,5 y esos 3.

En concreto, y según el sistema de precios Pool Red de la jiennense Fundación del Olivar, que coteja operaciones efectuadas en almazaras de todo el Estado, el virgen extra -de todos, el aceite de mayor calidad- cotiza actualmente a 2,68 euros por kilo, un 7% por encima del valor del comienzo oficial de la campaña, allá por primeros de noviembre pasado. El virgen está a 2,64 euros, siendo su revalorización del 7,4% en el mismo periodo, mientras que el lampante -es aquel que necesita pasar por refinería antes del envasado- se compra a 2,43 euros, con apenas el 1,3% más de incremento.

Se trata, pues, de una evolución normal, sin tensiones, tranquila, sin los enfrentamientos entre envasadoras y cooperativas que se libraron años atrás.

Pero vayamos a los folletos de publicidad, y en todos ellos las cadenas de hipermercados vuelven a ubicar el aceite de oliva en lugar preferente, páginas enteras a él dedicadas, grandes números divulgando las ofertas.

Uno cualquiera de ayer mismo, 2,69 euros el virgen extra, y a 2,49 euros el litro de aceite de oliva refinado. En ambos casos, son marcas blancas -etiquetas que acaparan ya la mitad de todas las ventas-, aunque semejante tendencia a la baja ya está arrastrando a las grandes envasadoras de un sector, el del aceite de oliva, donde los márgenes son estrechos y la principal batalla es aumentar o mantener la cuota de mercado y, por ende, los volúmenes de ventas. Se aventura, pues, una nueva batalla de precios en el oro verde.

Lo que está sucediendo en los hipermercados lo reflejan también las estadísticas. De las 57 rúbricas que conforman el Índice de Precios de Consumo (IPC), la de aceites y grasas reveló un descenso del 9% en el conjunto de 2007, siendo la más deflacionista de la cesta de la compra. Tal caída habría que atribuirla en exclusiva al zumo de la aceituna, toda vez que otros aceites de semillas, en especial el del girasol, se están revalorizando por la elevada demanda internacional como materia prima para la elaboración de biocarburantes.

La leche, sempiterno producto reclamo, ya aparece menos en los folletos de ofertas, y, de hecho, es con un 31%, el producto que más se encareció el año pasado, según el IPC. No obstante, indican fuentes de la industria, ante el avance de las marcas blancas, las grandes compañías lácteas están reaccionando y, aunque sacrificando beneficios, comienzan a situar el litro por debajo de 1 euro -aun así, 30 céntimos más que la etiqueta más barata-.

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