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"La calidad en el servicio es nuestra mejor arma contra la competencia"

Es gerente de Transportes Sindo, una firma de transporte frigorífico dedicada a llevar frutas y hortalizas producidas en Marruecos al continente europeo.

el 13 ago 2011 / 19:06 h.

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Gumersindo Iglesias Pineda en la sede de Transportes Sindo, en el Polígono La Isla de Dos Hermanas.

A Gumersindo Iglesias (Sevilla, 1979) no sólo el nombre -que también lleva su hijo- le viene de familia. Transportes Sindo fue fundada por su abuelo, trabajaron en ella su padre y sus tíos y ahora lo tiene a él como gerente. Cuando se incorporó a la compañía, ésta sufrió un cambio en su tráfico de mercancías, ya que apostó por el transporte de frutas y hortalizas de Marruecos a Europa. Y no le va nada mal. Eso sí, cuando quiere perderse, mira al norte. Galicia es su escapada preferida tras duras jornadas de trabajo.

-¿Cuál es el origen de Transportes Sindo?

-Mi abuelo fundó Transportes Sindo S.L. en 1978, lo que dio origen a lo que somos hoy. Mi padre y sus tres hermanos entraron a trabajar en esa empresa, aunque al poco tiempo mi padre se independizó y montó otra bajo el nombre Iglesias y Pineda, los apellidos de sus hijos. Muchos años después, en 2006, mis tíos decidieron vender la firma que fundara mi abuelo (ya fallecido) y mi padre decidió comprarla. Ése fue el momento en el que entré a trabajar en el grupo empresarial familiar y actualmente dirijo Transportes Sindo. Soy segunda o tercera generación, según se mire.

-¿Qué cambio ha experimentado la empresa en sus manos?

-Cuando la compramos decidimos cambiar el tráfico de la empresa. Hasta entonces, se había dedicado sobre todo al transporte de flores a Holanda. Nuestro negocio ahora se centra en el transporte de productos perecederos de Marruecos al resto de Europa.

-Problemas tendrá entonces con los franceses en la frontera...

-Gracias a Dios, en los últimos tiempos las imágenes de camiones tirados en la frontera ha cambiado, pero tenemos otros. Recientemente, se le pinchó una rueda a uno de nuestros conductores en Francia y por quitarle dos tornillos nos cobraron 622 euros. En sus autopistas hacen lo que quieren. Es uno de los problemas más importantes que tenemos, de ahí que estemos apostando por el transporte en barco. Ya lo hacemos entre Tánger y Algeciras, y estamos utilizando nuevas líneas con Barcelona, y de Bilbao a Holanda.

-¿Y ahorra costes?

-Como dice mi padre, que lleva muchos años en esto, el barco es el transporte del futuro. Lo hacemos para evitar la frontera y también para quitarnos el pago de las autopistas y las multas galas, que es una locura. Además, está la depreciación de los equipos con los viajes. De la otra manera los frigoríficos van enchufados en el barco y se ahorra también en gasóil, que es uno de los factores que más pesa entre los gastos.

-¿Qué hace para luchar contra esta escalada de precios?

-Hace tres años, el litro de gasóil costaba menos de un euro, y ahora está a 1,28. Nosotros reducimos estos costes repostando en nuestras bases -la de Agadir en Marruecos, así como la de Dos Hermanas y la de Villarrobledo en Albacete- donde tenemos cisternas de gasóil que hace que el carburante salga más barato. Intentamos que todos nuestros camiones reposten en ellas. No es lo mismo que hacerlo en la calle. Además, en Marruecos el precio es más barato. En cualquier caso, no es algo que realicemos ahora con la crisis y la escalada de precios del petróleo, sino que es algo que funciona desde siempre, aunque en estos momentos es cuando más se nota. Asimismo, el alza del precio repercute también en el de los fletes de los barcos, que no paran de subir. Luego es muy complicado repercutir estos aumentos al cliente.

-Y a la subida del petróleo se une la crisis. ¿Cómo la vive?

-La hemos sorteado bien porque hemos sabido adaptar el volumen a la demanda. Eso es gracias a que compramos las cabezas tractoras por leasing, que es como un arrendamiento financiero. Pagas mensualmente una cuota y cuando vence, puedes pagar el valor residual o no. Eso nos ha ayudado a adaptarnos a las necesidades del mercado, porque cuando comenzó la crisis teníamos 40 cabezas tractoras y ahora 30.

-Su apuesta, Marruecos.

-Es un país que va para arriba. El futuro está allí. La crisis, de hecho, no la hemos notado por él, sino por Europa, que se ha venido abajo. Es un país muy difícil y especial al principio, pero una vez asentados, hemos obtenido muy buen resultado. Nosotros nos encargamos del transporte, no sabemos el precio de la fruta cerrado con los distribuidores a los que llega. De cualquier modo, Marruecos tiene un gran potencial, pero da igual lo que produzca si Europa no levanta cabeza y parece que va a tardar en recuperarse.

-¿Se plantea otro mercado?

-Por ahora no, supondría cambiar nuestro modelo de transporte. En principio vamos a aguantar y a adaptarnos al volumen de demanda. Si se hacían 2.000 viajes al año, ahora rondan los 1.200.

-¿Qué otros problemas tiene que afrontar el sector?

-Está el problema del tacógrafo que llevan todos los camiones y controlan los tiempos de conducción de los conductores. Está muy perseguido y eso crea dificultades muchas veces, porque hay mercancías que el cliente demanda lo antes posible. En empresas como la nuestra podemos solucionarlo con dos conductores, pero los autónomos tienen más problemas. De ahí también el uso cada vez mayor del barco.

-¿Cuáles son los países clientes de sus mercancías?

-Vamos mucho a Holanda y a Perpignan (Francia) porque allí hay una gran plataforma logística donde se distribuye la fruta para Europa. También contamos con clientes en Alemania e Inglaterra.

-¿Hay alguna empresa de su estilo trabajando en Marruecos?

-No hay ninguna que mueva nuestro volumen ni con nuestra infraestructura allí, donde tenemos una plataforma y oficinas.

-¿Siempre ha estado dirigido el negocio al país vecino?

-No. El tráfico fuerte de Iglesias y Pineda desde sus orígenes era con Canarias, hemos estado mucho tiempo transportando plátano de las islas. De hecho seguimos realizándolo. Pero hoy día, entre el 80% y el 90% de nuestro tráfico procede de Marruecos al ser más rentable.

-¿La competencia es dura?

-En los peores momentos, la gente tiraba los precios para captar clientes, pero muchos de los que se fueron de nuestro lado han vuelto porque valoran la calidad del servicio que, como dice mi padre, es fundamental en este negocio y la mejor arma para competir. La mercancía tiene que llegar a tiempo a la temperatura solicitada. Por ello, renovamos la flota continuamente, no tiene más de cinco años, y poseemos taller propio tanto de mecánica como de poliéster para los frigoríficos. Tenemos entre las dos empresas 60 cabezas tractoras y unos 400 frigoríficos.

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