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La campaña andaluza y las extravagancias

La coincidencia de las elecciones andaluzas con las generales nos brinda diferentes lecturas. Se ha comprobado que tal fenómeno no ha impedido en absoluto el desarrollo de un debate estrictamente andaluz.

el 15 sep 2009 / 00:58 h.

La coincidencia de las elecciones andaluzas con las generales nos brinda diferentes lecturas. Se ha comprobado que tal fenómeno no ha impedido en absoluto el desarrollo de un debate estrictamente andaluz. Si se está atento a las evoluciones de los candidatos se observará que sus respectivos discursos están plagados de propuestas de futuro para nuestra tierra así como de análisis y críticas, en su caso, a la actual situación que nos rodea. Pero de ningún modo se ha producido un contagio pernicioso de los temas que marcan y envenenan la discusión política en el ámbito estatal. La mejor señal de ello fue el mismo debate que se celebró en la RTVA en donde se abordaron asuntos muy pegados a la realidad andaluza sin que para nada salieran a relucir otros más recurrentes como, por ejemplo, el terrorismo tal y como, por ejemplo, sí ocurrió durante las pasadas elecciones municipales.

Por tanto, el esfuerzo que están realizando los diferentes partidos para no desviar la atención de la opinión pública hacia cuestiones que no figuran entre nuestras prioridades debe reconocerse como merece aunque eso no quita que se mantenga, por definición, el principio de que no debe producirse tal solapamiento entre ambos comicios.

LA PARTICIPACIÓN COMO OTRA DE LAS VENTAJAS

A poco que se confirme lo que indican los sondeos puede que se visualice otra ventaja como es la incentivación del voto cuando se hacen estas convocatorias de forma conjunta. En la anterior cita de 2004 se rozó el 75% de participación, un nivel realmente alto propiciado, además, por las circunstancias específicas que rodearon aquella cita del 14-M. Pues bien, a pesar de que estamos en un escenario diferente, sin acontecimientos tan traumáticos por medio como fue el atentado de Atocha o la polémica por la Guerra de Irak, lo cierto es que esas encuestas a las que hacíamos referencia apuntan a porcentajes si no iguales, casi similares, lo que ya es decir. Y ello se debe a que la tensión que se genera en la pelea nacional provoca a su vez que se intensifique de forma paralela lo que aquí se dilucida, un efecto inducido, por tanto, que garantiza una mayor afluencia de los ciudadanos a las urnas.

SOMOS DIFERENTES HASTA EN LAS FORMAS

Otro detalle. En Andalucía nuestras formaciones políticas son más convencionales en sus propias campañas electorales. Aunque en este capítulo la de Coalición Andalucista (CA) tiene tintes diferentes a las del resto, en general, estamos libres de las extravagancias que se han visto en Madrid con un Rajoy que se ha movido conforme a lo que marcaban sus asesores, obligándole a repetir milimétricamente recursos que han servido en México o Costa Rica pero que tan alejados están de nuestra cultura política. Por contra, se ha visto a un Arenas que ha evolucionado por un camino libre de rarezas. Tampoco nos resulta fácil imaginar a Chaves haciendo el gesto con el dedo por encima de su ceja, a modo "zapateril". De nuevo Andalucía, marcando diferencias.

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