La página web del Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBIS) debe ser una de las pocas, si no la única, de instituciones públicas de investigación en España en la que hay ofertas de empleo. Ser investigador en España nunca ha sido la panacea, pero desde que el Gobierno de Mariano Rajoy aplica con precisión de cirujano las políticas de recortes en la inversión en I+D+I (las partidas presupuestarias han caído en 1.900 millones desde 2009, según el colectivo Carta por la Ciencia), la situación va camino de dejar famélico a un sector del que se dijo que sería el pilar de un nuevo modelo productivo. Pero en medio de este panorama desolador, hay un centro que sin aspavientos mediáticos ha sabido mantenerse y, lo que es más importante, seguir haciendo una investigación competitiva. Hasta el punto de captar cerca de 9 millones de euros de organismos externos. «El IBIS es una excepción en el panorama nacional. Hemos tenido mucha suerte. Justo antes de estallar la crisis, teníamos ya comprometido y concedido el dinero necesario para los equipamientos científicos, dice el director de este centro, José López Barneo, que ya afronta la recta final de su mandato y, con él, de su liderazgo de este proyecto, que ahora cumple tres años desde que inauguró instalaciones a la espalda del Hospital Virgen del Rocío. «Es bueno que entre savia nueva», apostilla uno de los científicos andaluces más laureados dentro y fuera de nuestras fronteras. La lista de premios y reconocimientos que atesora (Premio Nacional de Investigación Científica y Técnica Juan Carlos I, Premio Rey Jaime I de Investigación, recibió la Iª Ayuda a la Investigación de la Fundación Juan March, Premio Maimónides de Investigación de Andalucía en 2002, Premio de la Fundación Lilly de investigación biomédica...) son buena prueba de ello. Precisamente es su currículum, labrado en salidas al extranjero desde 1978, el que le confiere autoridad para lanzar un serio aviso a quienes tienen en sus manos la decisión de no dejar morir de inanición a la ciencia: «Si continúan los recortes, el daño que le haremos a la investigación será irreversible, y lo veremos dentro de 15 años, cuando no haya recambios», afirma López Barneo, para el que el principal cáncer para la ciencia está en la endiablada tasa de reposición del 10% del ministro Cristóbal Montoro. Es la aplicación de este porcentaje (de cada 10 jubilados solo se cubre la de uno de ellos), lo que, a juicio de López Barneo, está «destrozando la cantera. No hay becas y la carrera de investigador se convierte en una carrera de obstáculos al final de la cual, además, no hay recompensa», se lamenta el catedrático de Fisiología. El presupuesto de 2014 reserva 5.633 millones de euros para I+D, 70 millones más que en 2013, lo que supone un incremento porcentual del 1,3%, inferior, por ejemplo, a la inflación prevista del 1,5%. Pero para López Barneo, el principal problema de la ciencia no está en el dinero. «¡Claro que hay que invertir! Mañana mismo habría que duplicar los fondos, pero antes hay que dar un paso previo. Hay que sacar rentabilidad a los fondos que se tienen y hacer mejores selecciones para que así las vocaciones estén recompensadas. El director del IBIS, conocido por sus investigaciones dirigidas principalmente a la enfermedad de Parkinson, afirma: «Yo soy catedrático de Universidad y la ley me permite dejar de investigar ahora mismo y mi salario sería el mismo. El sistema permite que te acomodes sin más. En España se vive con muy poca exigencia. No se nos cae la cara de vergüenza por recibir sin producir. ¿Acabará esta crisis con las vocaciones en ciencia? «En España, y en concreto en Andalucía, hay mucha vocación por ser investigador. Desde los años 80 han salido grupos buenísimos recuerda en voz alta López Barneo, pero con la crisis se ha frenado esa masa crítica. Hasta ahora habíamos hecho lo más fácil, porque partíamos de cero. Ahora, lo importante es conseguir un Nobel». ¿Y hay candidatos? «Hay gente muy buena a la que, a lo mejor, no le darán un Nobel pero que son brillantes». La fórmula de López Barneo para garantizar una investigación de éxito es: vocación, calidad más recursos, igual a competitividad. «Necesitamos ser más competitivos, de lo contrario no podremos mantener nuestro Estado del Bienestar. Para poder competir necesitamos ser más productivos. Y no se trata de exprimir a nadie ni de no respetar los derechos conquistados. Pero ya no vale vender solo lo que producimos, hay que vender conocimiento». El director del IBIS es consciente de que habrá quienes, interesadamente y de forma simplista, etiqueten su discurso. A estas alturas de carrera y tras tener el respeto de la comunidad científica, poco le importa. «Por supuesto que sabemos hacer las cosas. Lo que tenemos es porque nos lo hemos ganado. En Andalucía hay que reconocer que ha calado la importancia de la investigación» tanto en la administración como en la población, evidencia López Barneo. Quizás en ello han contribuido institutos como el de Biomedicina de Sevilla y plantillas de científicos como las de este centro. «Somos gente razonable, que no vende humo. Nos hemos ganado el prestigio y el reconocimiento porque lo que decimos lo hacemos». El reto es grande para los que vienen.