El responsable del cuerpo auxiliar del Cerro, un penitente de la Hermandad de los Estudiantes, el vestidor de la Virgen de Gracia y Amparo de los Javierres y una hermana del Dulce Nombre relatan sus vivencias vinculadas a la Semana Santa
Juan Borrego Guillén. Responsable del cuerpo auxiliar del Cerro
"Lo que hacemos por los hermanos es algo bonito"
Para que una hermandad pueda salir a la calle con todas las garantías hace falta el esfuerzo de mucha gente. Fiscales, capataces, paveros o diputados son las caras más visible de la organización de una cofradía. Sin embargo, otras personas, como Juan, realizan una labor que no aparece en las fotos ni en las retransmisiones, pero que sin duda es de vital importancia para la buena marcha de la Semana Santa.
Este consiliario de la Junta de Gobierno de la hermandad de El Cerro dirige desde 1990 un cuerpo auxiliar de paisano, dedicado en cuerpo y alma a cuidar de todos los hermanos. "Nosotros hacemos la función que en otras cofradías realiza la seguridad privada y, además, nos encargamos de socorrer a aquellos que sufren algún percance". En total, son 22 personas repartidas entre las diferentes secciones del paso de misterio y del palio, que suelen ser costaleros retirados o hermanos que quieren colaborar de esta forma tan altruista. "El cuerpo auxiliar realiza una labor extraordinaria.
Lo que hacemos es algo muy bonito aunque no se vea desde fuera porque vamos de paisano", explica Juan, que hoy estará pendiente de cubrir cualquier torcedura, rozadura o bajada de tensión. "Durante la estación de penitencia estoy tan pendiente de las incidencias que hasta que no entramos en nuestro templo no me doy cuenta de todas las emociones que he vivido en la jornada".
Los auxiliares que forman parte de este cuerpo acompañan en taxi a su casa a los costaleros o nazarenos que sufren algún tipo de lesión, "aunque los hay que no quieren marcharse por la devoción que tienen, pese a que no puedan continuar". También cumplen funciones de avituallamiento, de fisioterapia o de enlace. Sin embargo, hay veces que se enfrentan a imprevistos que rozan el surrealismo. "Hace unos años una hermana se nos puso de parto en mitad del itinerario. No había comunicado su estado a la hermandad y, por tanto, le permitieron salir. Al final hubo que pedir un taxi y llevarla al hospital corriendo porque por poco tiene a su hijo allí delante". Así narra Juan un acontecimiento que se hubiera convertido en todo un récord de edad de participación en la Semana Santa. "Menos mal que tuvo un final feliz".
El Cerro sale hoy a las 11.50, y allí estará este responsable del cuerpo auxiliar dándolo todo para el bienestar de su hermandad. "Yo no trabajo para la junta de gobierno de El Cerro, lo hago para todos mis hermanos. Así que el día que ya no pueda cumplir mi cometido, me retiro". Mucha suerte para Juan y sus auxiliares.
Diego de la Cruz Mariscal. Penitente de la Hermandad de los Estudiantes.
Demasiadas cruces para tantos penitentes
Diego de la Cruz lleva más de 20 años viviendo las particularidades de su Hermandad de los Estudiantes. Asegura haber ocupado diferentes puestos dentro de ésta, y en todos ellos "he disfrutado y aprendido. He sido diputado de tramo, costalero, nazareno y penitente, entre otras cosas".
Diego recuerda las primeras veces que salió de penitente en los Estudiantes. "Cuando tenía 15 años, salí tres años seguidos, hasta los 17. Luego continué con otras labores de la hermandad y ahora he vuelto a retomar la cruz de penitencia, desde el año pasado. Y este año repito si Dios quiere y no llueve".Este hermano de 47 años relata cómo la hermandad, hace más de 15 años, "decidió abandonar la costumbre de llevar más de una cruz por penitente. Aquello era una locura, porque teníamos que pedir cruces a otras hermandades".
Diego explica que "en realidad, la cruz es más cómoda que el cirio, al menos para mí, no quema y se lleva casi sin darnos cuenta. Lo que pasa es que hay que guardar una distancia mínima de dos metros, y al multiplicarse el número de penitentes, ya no era factible". Diego recuerda que, en sus inicios, "ya salían más de 400 penitentes. Ahora seremos unos 600, más o menos".Diego asegura que el camino con varias cruces se hacía pesado porque "teníamos un palio que pesaba mucho y paraba demasiado, lo que multiplicaba el cansancio de los penitentes que a veces llevaban seis o siete cruces".
Además, por un asunto eminentemente práctico, Diego explica la dificultad que había "en subir más de 500 cruces desde el sótano a la sacristía, por una escalera de caracol", una actividad bastante complicada para la que "teníamos que buscar a treinta niños que nos ayudaran, toda una odisea". Diego tiene pocas anécdotas que contar porque "cuando se hace la estación de penitencia no se trata de divertirse, sino de ser consciente del momento para mantener el recogimiento".
En la eterna discusión sobre si es prudente salir o no cuando se prevén momentos de agua, Diego tiene mucho que opinar: "Me molesta cuando se decide no salir porque luego sólo caen tres gotas. Da pena por los chavales que están ilusionados". A la vez, el penitente reflexiona y asegura entender, en el fondo, estas decisiones. "El Cristo de la Buena Muerte pertenece a la Universidad de Sevilla, una institución centenaria que no permitiría que se estropeara la imagen. Una lluvia imprevista puede ocasionar daños irreparables".
José Ramón Paleteiro. Es vestidor de la Virgen de Gracia y Amparo de Los Javieres.
Un cuarto de siglo de vestidor 'por casualidad'
Más de veinticinco años lleva este sevillano de pies a cabeza vistiendo Vírgenes por las diferentes cofradías de Sevilla. "Y no solo de nuestra ciudad. En su momento, vestí imágenes en Jerez, San Lucar, Rota y Utrera", explica, entusiasmado "he llegado a tener a mi cargo 18 vírgenes de distintas hermandades. Ya no puedo con ese peso, voy dejando esta labor a los más jóvenes", comenta.
José Ramón Paleteiro afirma estar muy contento con Los Javieres porque "tiene muchos detalles conmigo". Este año, por el 25 aniversario como vestidor de la Virgen de Gracia y Amparo, "me han regalado un pañuelo, el día de la comida de la hermandad que se hizo el primer Domingo de cuaresma. Es el último pañuelo que tuvo puesto. Para mí es un orgullo tenerlo", se emociona. Este año, siendo la Virgen de Gracia y Amparo protagonista del cartel de Semana Santa, Paleteiro explica que "el pintor ha hecho una buena mezcla entre el velo y el cuerpo bordado, que va por debajo del velo. Se ha inspirado en la forma de vestir de la Virgen, ha sabido captar cada pliegue.
Le ha quedado genial". Además, el vestidor asegura que "Gracia y Amparo es una de las más sencillas de vestir porque no va terminada a la calle, es decir, va muy ligerita, ya que lleva un velo sujeto con alfileres muy suaves". Paleteiro recuerda, con nostalgia, las primeras veces que las hermandades recurrieron a él para vestir sus imágenes. Rondaba el principio de los 80. "Me pidieron un favor: vestir la Aurora y Consolación mientras resolvían el problema de su vestidor. Dije que la vestía dos veces, y 25 años después aún sigo con esta labor", y ríe. José Ramón critica que "a veces, otros vestidores se atribuyen ideas que no son suyas. Eso no me gusta. Voy dejando sitio a los nuevos".
Es por esto que Paleteiro se ha quedado sólo con dos imágenes, "donde me encuentro más cómodo". En la actualidad, se encarga también de vestir la Virgen de Monte-sión porque "soy prioste de la hermandad" y Gracia y Amparo en Los Javieres porque "desde pequeño me han traído a estudiar aquí. Era un poco desastre. Siempre me gustó esta Virgen." Por contra, Paleteiro afirma que "es una labor muy dura. Se invierten 13 o 14 horas en las sacristías, y no son remuneradas". El vestidor asegura que "las casualidades de la vida me han llevado a realizar una labor tan bonita como gratificante, aunque se pasan muchas penas ¡aunque se olvidan pronto en esta Semana!".
Ana María Mendoza Feria. Graduada social hermana de la Hermandad del Dulce Nombre
25 años velando por los Graduados Sociales
"Rondaba el verano del 1985 cuando se produjo nuestro hermanamiento con el Dulce Nombre". Así comienza la historia cofrade de Ana María Mendoza, hermana de dicha hermandad y miembro del Colegio de Graduados Sociales de Sevilla desde hace más de dos décadas. "Fue entonces cuando, gracias a un decreto emitido por el arzobispado de Sevilla, María Santísima del Dulce Nombre fue coronada como la patrona y protectora del Colegio", explica.
Ana María era entonces Relaciones Públicas del colegio, y recuerda, con fervor y orgullo, "el momento tan emocionante que vivimos. Como se le nombró colegiada de honor, se le otorgó la medalla y el fajín del Colegio, que luce desde entonces". Desde aquel momento, esta hermana del Dulce Nombre ha seguido la andadura de la hermandad y ha compatibilizado sus labores de vocal dentro del Colegio.
El año pasado, Ana recogió su diploma por llevar un cuarto de siglo defendiendo a la patrona del colegiado.Por el cumplimiento de los 25 años de la unión entre la hermandad y el Colegio, esta Semana Grande se convierte en especial para todos. Ana explica que "el colegio cede tres varas a la hermandad para el día de la cofradía. Van delante de la Virgen." Este año, por el 25 aniversario del patronazgo, "no seré yo quien lleve una de ellas ¡No me toca!".
Diferentes personalidades pertenecientes al Colegio portarán este año las tres varas: en primer lugar, el presidente del Consejo de Madrid; en segundo lugar la presidenta del de Andalucía y el tercer puesto es para Rafael Hidalgo, el presidente en Sevilla.Mendoza asegura que este año el itinerario del Dulce Nombre será más interesante que de costumbre porque pasa por la puerta del Colegio. "Probablemente, hagan medio giro al Cristo, el paso no cabe más. Pero la Virgen se girará entera. Todos la esperaremos en la puerta y habrá petalada y ramo de flores", comenta emocionada.
"Sufro cuando la Virgen pasa por Cardenal Spínola, porque es una calle muy estrecha. Este año tiene todo Amor de Dios para Ella".A la pregunta de la falta de Hermano Mayor de la hermandad, Ana es rotunda: "Tenemos un Comisionado muy competente, con Manuel Toledo a la cabeza, que hace las funciones de Hermano Mayor". Ya se ultiman los detalles para la salida: "Estamos deseando. Ahora vamos con prisas pero, al final todo, sale perfecto y disfrutamos como niños".